SOLTAR NO ES ABANDONAR...
Soltar no es abandonar ni olvidar;
es simplemente dejar en libertad,
ser y dejar ser, sin presionar ni ahogar,
ni obligar o imponer,
mucho menos apegarse a algo
que se dice tener o se cree poseer.
Soltar no implica tampoco ignorar
ni dejar que la rutina y el olvido se
apoderen de aquello que es de mucho valor
porque va de corazón a corazón.
Es necesario saber conservar y
valorar, sin atar,
así como tampoco olvidarnos de alimentar
y darle el cuidado que merece;
porque desatenderlo y
dejarlo de lado podría ocasionar
darnos cuenta demasiado tarde
de lo que significaba en nuestra vida,
querer verlo cuando ya se ha ido,
anhelar tocarlo cuando ya no lo tenemos,
en otras palabras perderlo
y ya jamás poder recuperarlo.
Nos confiamos demasiado
con aquello que sentimos nuestro,
sabemos que en el jardín
existe una rosa llamada amistad,
en la distancia hay un amigo,
en nuestro corazón hay un lugarcito
muy especial que lo ocupa un amor
y a nuestro lado camina un ser querido;
nos es muchas veces suficiente saberlo
y hasta decirlo;
¿Acaso sólo basta experimentar
esa plena seguridad de sentirnos
poseedores y creer que no es necesario nada más?
Quizás cuando queramos ir al jardín,
la rosa se encuentre marchita,
se murió porque no se alimentó;
y ese amigo que estaba en la distancia,
anhelando alguna vez saber de ti,
se sintió abandonado y todo cambió;
de pronto ese ser querido
que a tu lado caminaba
muchas veces casi sin sentirlo,
se fue, su vida terminó;
y ese amor que tanto te llenaba,
entregó todo lo que tenía
y al no sentirse correspondido,
se acabó, la rutina lo mató.
Porque aunque el amor
y la amistad son incondicionales,
nacen, crecen y se producen
dentro de corazones humanos,
que necesitan sentir para vivir,
retroalimentarse para seguir;
no es suficiente saberlo,
hay que experimentarlo para realmente creerlo;
por eso es que no podemos
acomodarnos con el decir todo aquello que tenemos,
hay que por sobre todas las cosas cuidarlo,
valorarlo, cultivarlo, sin ahogarlo ni abandonarlo;
sin saturarlo ni olvidarlo;
no es responsabilidad de uno solo,
hace parte de aquellos que le dan vida a esos sentimientos…
Suelta pero no abandones,
libera pero no ignores,
confía en lo que tienes,
pero no pienses que sobrevive solo
y así tal cual se mantiene;
en el valorar, cuidar y
conservar el equilibrio está el secreto
para que permanezcan siempre renovados
y vivos esos sentimientos,
que son los que dan al vivir y existir su sentido.