Son pobres, no producen y carecen de máquinas
Esta es la nueva contradicción global de la humanidad en busca de su alimento: el mercado malordenando la satisfacción de una necesidad básica. En esta nota se reflexiona sobre la tierra y las formas de producción, de los cazadores y recolectores, de las ansias guerreras, de las pestes y las nuevas máquinas. En síntesis, un didáctico panorama histórico preparado por el especialista Enrique Martínez. |
Los seres humanos comenzaron a alejarse de su condición de cazadores y recolectores hace unos 12.000 años. Fue entonces cuando debutaron la agricultura y la ganadería, como actividades progresivamente centrales para asegurar la alimentación de una comunidad.
Los estudiosos de varias disciplinas hoy acuerdan que hubo cuatro centros principales y dos secundarios en que se comenzó a trabajar la tierra y desde allí se diseminó la práctica al resto del mundo. Los cuatro primeros fueron Siria-Palestina, el sur de México, el norte de China y Papua-Nueva Guinea. Los otros dos se ubican en los Andes peruano-ecuatoriano y en la cuenca media del Mississipi en Estados Unidos.
En todos los casos, el origen fue la escasez de caza y de leña provocada por la presión creciente de la población sobre el medio.
Desde allí, hasta el siglo XVI, toda la evolución de la humanidad tuvo como limitante casi central su capacidad de producir alimentos para toda la población. Los imperios –griego, romano o toda potencia hegemónica posterior– ocuparon territorios en buena medida por su capacidad de someterlos a la producción de alimentos para exportar a las metrópolis. La existencia de las ciudades implicó que sus habitantes debían ser abastecidos por excedentes de la producción de los que vivían en el campo, lo cual planteó límites concretos a su crecimiento y exacerbó las ansias guerreras para conquistar otras tierras.
En todo ese largo período, los aumentos de productividad de la tierra se debieron básicamente a:
-Diseño de herramientas simples que permitían eliminar las malezas y sembrar las semillas. -Pasaje de la tracción humana al uso de animales. -Utilización de las deyecciones animales para recuperar la fertilidad de suelos sembrados antes con cereales. -Ciclos de rotación que fueron achicando progresivamente la fracción de tierra que se dejaba ociosa hasta eliminarla por completo.
Acumulativamente, estos cambios –a lo largo del tiempo– apenas triplicaron la productividad de la tierra, aunque requirieron bastante menos personas ocupadas. Una evolución tan lenta hizo que hubiera defasajes importantes entre oferta y demanda de alimentos. La crisis más seria –aunque de ninguna manera la única– se produjo en el siglo XIV donde el hambre y luego las pestes asociadas redujeron la población europea en un 50%, llevándola a los niveles del siglo X.
|