Lecturas para este día: Hechos 4: 23-31. Juan 3: 1-8.
¨Lo que nace de padres humanos, es humano. No te extrañe que te diga: Todos tienen que nacer de nuevo¨. Juan 3: 6-7.
El haber nacido con las capacidades completas, lo consideramos ¨lo máximo¨. Y así es.
¿Qué otro bien de la naturaleza podemos poner como más grande que la misma existencia?
Sin la existencia los demás regalos de Dios salen sobrando… no habría dónde colocarlos. Por eso el aborto y el asesinato son crímenes demasiado grandes. La vida, o sea la existencia, la ponemos en la cúspide de los valores… si consideramos a la criatura humana en el ámbito único de esta naturaleza. Pero los que reconocemos que Dios, el Creador, llamó al ser humano a otro nivel superior de existencia, que sobrepasa las condiciones de la actual naturaleza sensible que nos rodea… hay algo más grande y maravilloso que la vida actual.
Jesús nos informa, con toda autoridad de esa vocación a una vida o existencia superior. Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Juan 3: 16.
La actual existencia sublimada a la vida eterna por el Espíritu de Dios, Jesús le llama la Vida. Una nueva vida. La verdadera vida. A la que hay que nacer. La que hay que empezar. La que tenemos que aceptar libremente, conscientemente y con mucho deseo y amor. El que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Juan 3: 5.
Queremos transformamos en ricos, porque la riqueza nos ofrece la felicidad. La verdadera riqueza es aceptar los planes maravillosos del amor de Dios… que nos dan la plenitud de la vida… la vida en Dios.