No reclames de la falta de tranquilidad; por lo contrario, crea un ambiente tranquilo en cada sitio que vayas. Piensa, en cada sitio que vayas: "Yo soy un faro de paz y tranquilidad." Siente el alma irradiando olas de paz, así como los faros que irradian luz y hacen con que los barcos no se pierdan. Al tener estos pensamientos, mira a cada persona como alguien que necesita de ti, precisa tu paz y serenidad. Da a esta persona pensamientos de tranquilidad, calmando los sentimientos y evitando que la ira surja y destruya. Hoy, sed como un faro viviente
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