
No puedes controlar el largo de tu vida pero sí puedes controlar su amplitud y profundidad. No puedes controlar la forma de tu rostro, pero sí puedes controlar su expresión. No puedes controlar las oportunidades de tus compañeros, pero sí puedes asirte de las tuyas. No puedes controlar la temperatura ambiental, pero sí puedes controlar la atmósfrera moral que está a tu alrededor. ¿Por qué te preocupas por lo que no puedes controlar? Ocúpate de vigilar las cosas que dependen de ti.
Autor: J. Maurus
|