Somos lo que comemos. En gran medida nuestra salud física, mental y emocional depende de lo que nos alimentamos. A medida que prestamos más atención a lo que ingerimos, con más cuidado elegimos lo que compramos, quién lo produce, cómo lo produce, en qué estado está, etc. Es un consumo responsable ya no sólo a nivel social sino a nivel de bienestar personal.
Cuidarse a uno mismo a través de la alimentación forma parte del aprendizaje de respetarse y amarse a uno mismo, ya que conlleva un mayor contacto con nosotros y nuestro cuerpo. Observo que en la medida en la que se produce el despertar de consciencia, mayor es la responsabilidad y el cuidado que se le presta a lo que se come. Esos hábitos de alimentación también van cambiando con el despertar de conciencia… todo cada vez más verde y en menor cantidad, ya que vemos que comer más no significa realmente tener más energía, a veces todo lo contrario.
Observo que con este despertar interior, cada vez se buscan más sustitutos a alimentos de mayor calidad, por ejemplo, la pasta. A aquellos a los que nos gusta comerla, buscamos pasta también ecológica, elaborada con trigo o espelta ecológica. El chocolate o las galletas, para aquellos a los que nos gusta, buscamos productos ecológicos que existen. Al principio no tienen el mismo sabor al que estamos acostumbrados, o al menos, esa es mi experiencia, pero luego uno se adapta.
También dejamos de contribuir al enriquecimiento económico de empresas como Nestlé (ver guía Verde y Roja), que tanto daño están haciendo al ambiente, a la economía social y que, además, utilizan los transgénicos para sus productos. También el queso, siempre de cabra u ovjea, para que el animal o la leche no estén manipuladas (entre otras cosas), además de ser éstos ecológicos, con mucho más sabor y la textura más natural. El pan, el arroz y otros productos derivados de cereales, a poder ser siempre integrales, para evitar el refinamiento.
Los postres como los flanes de La Fageda, ecológicos, naturales, sin aditivos ni conservantes, y además, una empresa socialmente responsable; a quién mejor para comprar y contribuir con nuestra economía. Dejemos de ayudar a las empresas socialmente destructivas, tanto a nivel ambiental, social como económico.
Bien, ¿dónde comprar comida ecológica? Hay varias alternativas:
- La más cara es en supermecados como Veritas: “Los supermercados Veritas nacieron en 2002 con un objetivo: poner al alcance de todo el mundo la mejor alimentación del mercado, la comida de verdad. Y entendemos por comida de verdad aquélla que se ha producido sin utilizar productos químicos de síntesis en ninguna etapa del proceso y que, por tanto, es más sana, más sabrosa y más respetuosa con el medio ambiente”.
- Otra alternativa es comprar directamente a productores como los que he probado:Recapte o el Dr. Veg. Este tipo de productores suele ser más barato y con mayor cantidad de alimentos que en un super. Además, te lo traen a casa a conveniencia. Como estos hay muchos otros. Luego pondré un listado que he descubierto que está muy completo.
- Otra alternativa es comprar a través de alguna asociación o cooperativa, en la que nosotros mismos formamos parte del proceso de producción o simplemente nos aderimos como clientes. Esta otra forma suele comportar más responsabilidad por nuestra parte, en el sentido de implicarnos en cierta manera con la producción, distribución y recogida. Ésta suele ser algo más barata, también más gratificante si se participa de la producción.
- La última alternativa que se me ocurre, es comprar directamente del agricultor o el payés, para lo cual cada uno ha de acordar con el mismo la recogida, las cantidades, los precios, etc.