Si tu hermano te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo¨. Lucas 17: 1-6.
Hace poco veía un reportaje de televisión donde se hablaba de la infidelidad y una mujer llamó hablando de algo que había pasado hace ya 10 años.
Decía: ¨…y cometí el error de perdonarlo dos veces¨. Esto me llenó de una gran tristeza, primero porque era lamentable ver como esta mujer cargaba un resentimiento de 10 años en su corazón. Por otro lado. Es triste ver que hablaba del perdón como un error que había cometido.
Amigos, cada uno de nosotros tiene la oportunidad de vivir de acuerdo a su decisión, pero en definitiva no podemos cargar con resentimientos, dolores y rencores que solo hacen nuestra vida más difícil.
Perdonar mis amados hermanos no es un acto de ¨misericordia divina¨, sino que es algo que hacemos cuando queremos ser libres de esa carga.
Lejos de lo que muchos piensan, el perdón no es un beneficio para la persona ¨ofensora¨ sino un beneficio, y muy grande, para la persona ¨ofendida¨. Perdonar, algo que de momento quizás no sea fácil es ciertamente una de las mejores armas que tenemos para vivir tranquilos, amando a los demás y sin cargar la pesada carga del resentimiento y la amargura, más pesados que el mismo acero sólido.
Recuerda que en cualquier momento las personas amadas a quienes tal vez, les guardas un resentimiento, pueden ser llamados por el Señor. ¿Acaso deseas cargar del resentimiento por el resto de tu vida? Decídete a ser libre, y en el nombre de Jesús PERDONA PARA SER LIBRE.
Reflexión y comentarios…