Lecturas Bíblicas para este día: Sabiduría 3: 1-9. Lucas 9: 23-26.
¨En aquel tiempo, Jesús le dijo a la multitud: Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz cada día y me siga¨. Lucas 9: 23-26.
La condición que Jesús nos pone es querer seguirlo. ¿Estamos decididos a permanecer fieles al Evangelio y a pagar el precio necesario para ser amigos de Jesús?
No basta creer que Cristo es Dios, debemos seguirle por el mismo camino que Él recorrió, es decir por el de la cruz. Para ello, es necesario estar desprendidos de nosotros mismos, de todo lo que poseemos y somos, incluso de las cualidades personales, de la salud, de los éxitos, etc.
Hay que desapegarse de aquellas obras buenas que realizamos y ofrecérselas a Dios diciéndole que no queremos nada para nosotros mismos, ¿De qué nos sirve tener esto o aquello si al Señor no le interesa?
En nuestra vida tenemos dos caminos: Por un lado, la vida centrada en nosotros mismos, en nuestros intereses y gustos; por otro lado, una vida centrada en Cristo y en los demás, salpicada de abnegación personal, de privación en los pequeños detalles, de caridad y entrega.
Sólo viviendo al estilo de Jesús daremos testimonio de la fuerza de la cruz y del amor. La cruz es el único camino para llegar a Cristo. Por la cruz y desde la cruz Jesús nos enseña el camino de la entrega y del apostolado. Salgamos de esta meditación decididos a cargar con la cruz que el Señor nos ha otorgado para acompañarle y para santificarnos.
Del Salmo 47: Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
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