Iba pidiendo de puerta cuando tu carroza de oro apareció en la lejanía, como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba maravillado quién sería aquel Rey de Reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo y pensé que los días malos se me habían acabado. Me quedé esperando limosnas espontáneas, tesoros derramados frente a mí.
La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de mi vida había llegado. Y de pronto tú me tendiste tu diestra diciendo: «¿Puedes darme algo?» ¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo y te lo di...
...Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré por no haber tenido corazón para dártelo todo, para dárteme entero!
Molinillo
Autor RABINDRANATH TAGORE