Lecturas para este día: Éxodo 14: 21. 15: 1. Mateo 12: 46-50.
¨Algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: Maestro, queremos ver un signo tuyo¨. Mateo 12: 28.
Si en algo se nos insiste en la Biblia y después en la ¨reflexión teológica¨, en toda la enseñanza que hemos aprendido acerca de nuestra fe, es que nuestra vida ¨terrena¨ como hijos de Dios estará marcada por una constante lucha por tratar de vivir nuestra fe; es decir, cómo hacer ¨actual¨, aquí y ahora todo lo que me dice la Biblia; cómo ¨traducir¨ en obras hacia mi vida y hacia mi prójimo las palabras de Jesús.
Y es que, como humanos, no podemos dejar de comprobar lo difícil, lo penoso, lo arriesgado que significa enfrentarse valerosamente cada día a nuestras realidades y experiencias. Sí, sabemos por la Biblia y el ¨catecismo¨ que Dios es bueno, que está presente en todas partes, que viene en auxilio de nuestras necesidades y angustias, pero muchas veces, como los escribas y fariseos ¨queremos ver un signo de Jesús¨, un ¨milagrito¨ suyo, que venga a aliviarnos, a solucionarnos problemas con su ¨varita mágica¨, a quitarnos responsabilidades, etc.
Pero Dios nos ha prometido y entregado su mayor ¨Signo¨: Jesucristo, un hombre que toma sobre sí toda la carga de la dura realidad humana… ¡Y muere por ella!
Exclamando: ¨ ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! ¨. Este debe ser también nuestro grito confiado al Padre encomendándole toda nuestra vida, aceptando total y generosamente en el amor su voluntad para nuestra vida diaria, porque: ¨No se nos dará otro signo…¨ (Mateo 12: 39). Haz tuyo este grito confiado al Padre al iniciar todos los días tus actividades y verás el inmenso fruto que producen tus obras.
De Éxodo 15: Alabemos al Señor por su victoria.
Reflexión y comentarios…