La Gracia es un don, un don puro. La Gracia es el poder de Dios ofrecido libremente para cuando lo necesitamos, sin importar lo que hagamos o dejemos de hacer. Es decisión de Dios. Él la ofrece porque le importamos.
Sin embargo, que aprovechemos Su Gracia depende de nosotros. No podemos pecar y permanecer en estado de gracia. No podemos pecar y permanecer con el favor de Dios.
La Gracia de Dios es necesaria. Es un don con propósito. No podemos evitar el pecado a menos que nos apoyemos en el don de la gracia de Dios. María es el ser humano más santo que ha vivido porque estaba llena de Gracia (como lo indica la lectura del Evangelio de hoy). Debido a esta plenitud, ella resistió todas las tentaciones para pecar. La Tradición nos dice (desde los primeros escritos sobre de María) que ella permaneció llena de gracia durante toda su vida, por lo que, con seguridad, nos podemos aferrar al dogma que dice que ella nunca pecó, jamás.
La Gracia está disponible para nosotros a causa de Cristo. Él nos dio su Espíritu Santo para que nuestra santidad se active con el poder de Dios, por la presencia de Dios y por la verdad de Dios. Si deseamos esto, Él nos favorece con la gracia que necesitamos.
¿Has sido agraciado con un nuevo entendimiento? ¿O con un más profundo amor por los demás? ¿O con mayor pureza de corazón? Esto es evidencia de que has sido favorecido por Dios. ¿Qué significa ser "favorecido"?
El mundo dice: Si te hago un favor, entonces, me debes un favor. Dios dice: Te hago muchos favores porque te amo.
El mundo dice: si tú eres mi favorito, te trataré mejor que a los demás. Dios dice: tú eres Mi favorito, y también lo son todos los que abrazan el poder salvador de Cristo. No te compares con los demás, porque tú eres especial para Mí en tu forma particular de ser.
El Espíritu Santo planificó por adelantado el nacimiento de Jesús, al crear a María sin los efectos del Pecado Original. Esto es lo que se llama "inmaculada concepción". Dios la llenó por completo con el don de la gracia, para que así, el cuerpo de Jesús, que es completamente divino y santo, pudiera formarse en el vientre de ella, para que el niño Jesús pudiera ser criado en un ambiente santo.
Y aun así, siendo María tan favorecida, Dios no la ama más de lo que te ama a ti.
Amor es amor. No hay tal cosa como menos amor o más amor. No se da o se retiene basado en los merecimientos de la persona. El amor es ilimitado, el amor no se puede detener, y el amor se da a sí mismo libremente, de lo contrario no es amor.
En su amor por ti, Dios quiere ayudarte a que resistas a las tentaciones. Pide más gracia y Él con gusto te la proveerá. Pero para recibirla, tenemos que querer ser santos. Al entregar a Jesús tu deseo de santidad, recibirás la gracia que Él ya te está ofreciendo.
No podemos evitar el pecado a menos que confiemos en el don de la gracia de Dios.
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