Todas hemos oído hablar alguna vez de la que ha sido, hasta ahora, una de las grandes leyendas sobre la cafeína: su increíble poder para calmar el apetito. Sin embargo, un estudio reciente publicado por el diario Appetite desmiente el mito: según indican los resultados de la investigación, el café no tiene por qué disminuir el hambre.

Los investigadores australianos han estudiado el caso de nueve mujeres, con una media de edad de 26 años, que se sometieron al estudio en cuatro ocasiones. Durante esas sesiones, se les ofrecían tres cosas: un desayuno estándar,  un placebo o una píldora de cafeína. Y además, podían elegir entre beber agua o  café descafeinado.  El resultado fue que las candidatas eligieron  cuatro combinaciones distintas: agua con una píldora de placebo, agua con una píldora de cafeína, café descafeinado con una píldora de placebo y café descafeinado con una píldora de cafeína. Dos horas más tarde, se les ofreció un desayuno tipo bufé y se les dio libertad para que comieran todo lo que quisieran. Además, se controló su respiración, su presión arterial y su sensación de apetito entre comidas.

El resultado te sorprenderá: no notaron nada distinto. Independientemente de la bebida que eligieron (y de si tomaron café o no) todas terminaron comiendo lo mismo y presentaron niveles de apetito similares. Sin embargo, parece que el estudio también tiene sus limitaciones. La muestra de personas que se estudió es pequeña y, además, los investigadores admitieron que las mujeres que se sometieron al experimento seguían algún tipo de dieta y que, probablemente, quisieron comer más pero no lo hicieron por miedo a engordar. Aun así, el estudio demuestra que el café no es capaz de engañar a nuestro estómago y que lo más recomendable es seguir una dieta saludable. Para conseguirlo te recomendamos que consultes nuestro decálogo del buen comer.