CARACAS, 29 Dic. 15 (ACI) .- La Penitenciaría General de Venezuela (PGV) es una de las cárceles más peligrosas del país y alberga unos 6 mil reclusos, pero los datos exactos se desconocen porque allí “el control lo tienen los internos”. En el caos que reina en la PGV, peleas y ajustes de cuentas, hay una pequeña presencia que aporta paz y tranquilidad: La religiosa Neyda Rojas, mercedaria misionera que lleva más de 18 años trabajando en la pastoral penitencial, en una cárcel en donde nadie se atreve a entrar.
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