Lecturas para este día: 1 Samuel 16: 1-13. Marcos 2: 23-28.
¨Le dijeron a Jesús los fariseos: Oye, ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?¨. Marcos 2: 23.
En la ley original de los israelitas estaba mandado: ¨El día séptimo es día de descanso (sábado) para Yahvé, tu Dios. No harás ningún trabajo…¨( Exodo 20: 10-11). Era un día dedicado a recordar los acontecimientos salvadores de Dios en favor de su pueblo Israel, agradecerle a Dios ¡Que los haya liberado de la esclavitud!.
Pero muy pronto los escribas se encargan de sacar de este sencillo mandamiento, en una construcción monstruosa de supuestos ¨mandamientos divinos¨ para el hombre. Uno de estos mandatos o prohibiciones era ¨no arrancar espigas¨. Otro mandato señalado hasta ¡cuantos pasos había que caminar en el día! ¿Cómo es que estos fariseos están precisamente ahí, donde se ¨quebranta la ley? ¿Cuántos pasos tuvieron que dar, y ellos, no pecaron? Y es que esta ¨raza¨ aparece siempre allí donde alguien infringe la ley.
La ¨ley¨ no les ordenaba no mover la lengua contra el prójimo, de modo que siempre tenían ¨trabajo¨. Contradictoriamente el día de la alegría y de la libertad, se había convertido en un día de esclavitud, porque ¡Ay del que quebrante un precepto!.
Desgraciadamente esta ¨raza¨ todavía prolifera: Son los que ¨se asoman¨ y ¨van a decir¨; si ¨cumplen¨, pero si cumplimiento no les da alegría. Su alegría es completa sólo cuando pueden detectar o denunciar las faltas ajenas. Llenan su vacío con estas pequeñeces. Preocupados por cuatro espigas, no dudan en demoler a una persona a golpes de lengua. Igualmente quienes los escuchan y se sirven de su ¨colaboración¨. ¿Algo más?: Siempre están tristes, su rostro ¨amargado¨ pues consideran ¨pecado¨ hasta reírse, tratan de imponer a los demás su infierno como ¨voluntad de Dios¨. De todo esto Cristo nos libera… si nos dejamos.
Reflexión y comentarios…