Lecturas para este día: Hechos 3: 1-10. Lucas 24: 13-35.
¨Ellos comentaron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?… Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón¨. Lucas 24: 13-35.
La tercera via para llegar a ser como el Padre es la generosidad.
En la parábola, el padre no sólo entrega a su hijo todo lo que pide, sino que cuando vuelve lo cubre de regalos. Y a su hijo mayor le dice: ¨Todo lo mío es tuyo¨(Lucas 15: 31). No hay nada que el padre se guarde para sí. Se vacía de sí mismo y entrega todo a sus hijos. Ofrece más de lo que se supone que un hombre al que se le ha ofendido puede dar; se da a sí mismo sin reservas. Los dos hijos lo son para él. Desea entregarles toda su vida.
La manera como entrega al hijo menor la túnica, el anillo y las sandalías, y la forma como es recibido, así como la manera como anima al hijo mayor para que acepte ocupar su lugar en el corazón del padre y se siente a la mesa junto a su hermano menor, dejan claro que todas las fronteras del comportamiento patriarcal se han roto.
Este no es el cuadro de un padre extraordinario. Es el retrato de Dios, cuya bondad, amor, perdón, cuidado, alegría y misericordia no conoce límites. Jesús presenta la generosidad de Dios usando todas las imágenes de su cultura, aunque transformándolas constantemente.
Para llegar a ser como el Padre, tengo que ser tan generoso como Él. Así como el Padre se da a sus hijos por entero, así yo tengo que darme por entero a mis hermanos y hermanas. Jesús deja muy claro que el darse a sí mismo es la marca del verdadero discípulo (Juan 15: 13).
Del Salmo 104: La misericordia del Señor tiene la tierra.
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