Sabías que el sol
su
calor ya no me satisface que la lluvia no sacia mi sed; y que la
inmensidad del cielo ¡no me llena! Sabías que ya no pienso en mí, que
lo que bombea mi corazón no es sangre; y que para sólo ¡existir necesito
amor! Sabías que ya no disfruto el viento en mi rostro, que ni las
hojas de otoño o el color del arcoíris me alegran. Y que mis ojos,
incondicionalmente, sólo ¡ven tu reflejo en el horizonte! Sabías...
Que tú provocas todo eso en mí.. |