La leyenda cuenta que un viejo sabio,
tuvo como maestro de paciencia,
fue capaz de derrotar a cualquier oponente.
Una tarde, un hombre conocido por su total falta
de escrúpulos apareció intención de desafiar
al maestro de la paciencia.
El viejo aceptó el desafío y el hombre comenzó a insultarlo.
Incluso jugado unas cuantas piedras en su dirección,
le escupió en dirección a él y gritó todo tipo de insultos.
Durante horas hizo todo para provocarlo,
pero el viejo permaneció impasible.
Más tarde, en la tarde, por ahora sintiéndose
exhausto y humillado, el hombre dio
por vencidos y se retiraron. Impresionado,
los estudiantes
pidieron al maestro cómo había podido
soportar tanta indignidad.
El maestro le preguntó:
Si alguien viene a usted con un regalo, y usted no acepta,
¿a quién pertenece el regalo?
El que trató de entregarlo, dijo uno de los discípulos.
Lo mismo vale para la envidia, la ira y los insultos.
Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien
el porte.
Su paz interior depende únicamente de ti.
La gente no puede mantener la calma.
Sólo si usted lo permite ...
A.D