PERMITETE...
Permite que tu mente se vuelva
como un lago tranquilo,
sin olas, y disfruta de esta experiencia.
Al finalizar un día, es importante
sentarse con uno mismo y dejar
que la mente se estabilice.
Lentamente, permitir que la mente
se vuelva pacífica y serena,
como si el día entero no la hubiera afectado.
Para esto, has el ejercicio
de enfocarse en un punto específico
y concentrarse en si mismo
como si tu fueras un punto.
Visualízate como un punto de luz brillante;
un punto no trabaja y no actúa,
simplemente existe y acepta
la existencia tal cual es.
Al hacer este ejercicio,
poco a poco verás tu mente
convertirse en algo más suave y sutil,
lleno de paz y serenidad
A/D