Parte 11
Para adentrarnos en el conocimiento acerca de la Trinidad de Dios, deberemos estar bien atentos para discernir con la dirección del Espíritu Santo, la Palabra de Dios en su nivel espiritual, es decir: deberemos de meditar y reflexionar seria y profundamente en la Palabra de Jesús contenida en el Nuevo Testamento para que su esencia espiritual sea en nosotros y discernir, que no a razonar, esa enseñanza, permitiendo que nuestra mente se abra a lo espiritual utilizando la llave del libre albedrío para hacerlo, dejando a un lado el razonamiento tradicional humano que nos obliga a pensar en la forma en que estamos acostumbrados o nos han acostumbrado, y por lo consiguiente a no encontrar lo que se encuentra velado a los ojos del hombre porque éste está sumido en normas, formas y métodos de humana sabiduría.
Debemos de permitir que se ilumine nuestra mirada interior para ser participados a través del Espíritu Santo del discernimiento espiritual bíblico a través de leer, estudiar y meditar profundamente la Palabra de Jesús para guardar y enseñar a cumplir sus mandatos fielmente como la voluntad de Dios, cultivando adecuadamente la semilla de la fe que Dios puso en todo ser humano para producir el Fruto del Espíritu al hacer nuestra su Palabra cuando dice:
"Ustedes serán mis verdaderos discípulos si guardan siempre mi palabra, entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres."
Juan cap. 8: vers. 31 y 32
Así, pues, si verdaderamente anhelamos recibir los dones y el Fruto del Espíritu, guardemos verdaderamente su Palabra siguiendo su enseñanza en su nivel espiritual y cambiemos nuestros pensamientos tradicionalmente materialistas, pues solo así iremos recibiendo gradualmente, a través del Espíritu de Verdad, el discernimiento necesario para entender las verdades espirituales bíblicas que seguirán estando veladas al conocimiento tradicional humano.
Así, pues, preparémonos a reflexionar en lo que el Espíritu Santo ha puesto en estas líneas, pidiéndole al Padre, en el Nombre de Jesús de Nazaret, poder discernir y entender quién es la Santísima Trinidad, y ver la imagen y semejanza que el hombre guarda con ella así como también la trinidad puesta en todas las cosas creadas por él.
Preguntémonos: ¿En que condiciones de conocimiento espiritual nos encontramos con respecto a la Trinidad de Dios? Muchísima gente deberíamos de responder que indudablemente nos encontramos muy ignorantes, ya que en realidad no la entendemos ni comprendemos como debería de ser, puesto que lo que conocemos de ella es lo que hemos aprendido de acuerdo a tradiciones que nos han limitado en ese conocimiento, lo que ha traído como consecuencia, que muchos seamos perturbados por personas que al no tener una información más clara y natural de ello, nos quieran hacer caer en la tentación de sumarnos a quienes dudan o niegan la existencia de la Trinidad de Dios porque para ellos no es suficiente su aceptación por fe, ya que la sabiduría humana no puede concebir a una persona como si en él viviera una familia, es decir: el padre, la madre y el hijo, pues el humano razonamiento dice: En una familia el padre es el productor de la semilla de su especie y que siembra en el vientre fértil de su esposa, quien después de cumplir el ciclo de la gestación, da a luz al hijo, y estos hechos le dan a cada uno de los miembros de esa familia el ser único e individual, porque cada uno de ellos se formó en un tiempo y en un espacio particular, por lo tanto, ese razonamiento el hombre lo toma como cosa verdadera, y por lo consiguiente cree que también lo es en lo espiritual, porque piensa o cree que todas las cosas de este mundo material son reproducidas en el mundo espiritual, y he allí el error, porque la realidad, es que toda verdad es paralela del mundo espiritual al mundo material, puesto que todo tiene su origen en el mundo espiritual, ya que todo fue formado por Dios Espíritu cuando así lo dispuso.