Parte 27
La verdad es que en la gran mayoría de esos estudios escritos o hablados sobre el tema, nos hablan del cuerpo, del alma, y del espíritu, sólo qué, normalmente, estas pláticas o estudios de tratados de ciencias herméticas, esotéricas o religiosas, centran casi toda su atención en la mente y en la física, y se manejan, en algunas asociaciones de una manera reservada y oculta, porque se sigue en la consideración de que no todo el mundo puede entender esos conocimientos, conocimientos que son reservados sólo para personas seleccionadas por quienes detectan ese poder, lo que los coloca en la seguridad de pertenecer a un linaje especial.
Pero mejor no hablemos de lo que desconocemos profundamente; de lo que sí podemos hablar, es de que muchos de nosotros hemos creído en Jesucristo en una forma tradicional, tradición heredada de nuestros padres y recibida a su vez por los suyos y así sucesivamente, por lo que la aceptamos como algo normal y correcto, y eso nos ha llevado a involucrarnos también como algo normal, en muchas doctrinas o dogmas diferentes a la fe cristiana o a sumirnos en cierta incredulidad en la veracidad de nuestra fe a pesar de seguir sintiéndonos creyentes.
Todo esto se ha dado, porque hemos sido alentados, tal vez inconscientemente, a seguir viviendo en la ignorancia espiritual de la Palabra de Jesús para seguir enseñanzas y mandatos de hombre, situación que no nos ha proporcionado ninguna luz en el conocimiento espiritual acerca de nuestro ser trinito semejante a Dios, ya que se basan fundamentalmente en los conocimientos de sabiduría humana, sin duda, muy importantes para el desarrollo físico y material del hombre; salpicado de conocimientos religiosos y espirituales de aquí y de allá afianzados por su libre albedrío para recibir la misericordia y el amor de Dios.
Muchos de estos estudios nos dicen que somos lo que pensamos, es decir, si pensamos como mediocres, mediocres seremos, si pensamos como triunfadores eso mismo seremos, y si pensamos como dioses, dioses seremos.
Debemos de guardar las distancias adecuadas respecto a ser como dioses, porque verdaderamente, si al pensamiento transformador lo sacamos del mundo mental y lo ubicamos en el mundo material y ya allí, le añadimos la acción correcta y adecuada, indudablemente eso nos impulsará a lograr lo que queremos, y si no lo hacemos así, ese pensamiento transformador que tuvimos se quedará en uno más de esos pensamientos de los que mucha gente presume, pero, referente a ser dioses, según la Palabra, se refiere más que nada, a guardar obediencia a la Palabra de Dios para que su poder se manifieste a través del hombre para construir, no destruir, para dar paz, no contienda, para dar amor y no odio, es decir, podemos transformar la obra de Dios para beneficio del hombre y no para destrucción de él mismo.