Parte 68
Si analizamos bien esta situación que se presentó entre los dos hermanos, veremos sin lugar a dudas que Caín puso en acción su libre albedrío, es decir, confió plenamente en sus propias fuerzas y aplicó su voluntad para hacer las cosas a su manera y en la forma en que a él le pareció correcta y sin dudar de ese sentimiento de autosuficiencia, que sin darse cuenta lo separaba cada vez más de Dios.
En cambio Abel le confió plenamente a Dios todo lo concerniente a él y a su rebaño, intuyendo que la voluntad de Dios es infinitamente superior a la voluntad humana, por lo cual, Abel decidió entregar su propia voluntad a través de su libre albedrío a Dios y aceptar incondicionalmente su voluntad divina en obediencia a El para que fueran suplidas todas sus necesidades con las fuerzas infinitas de la sabiduría y poder de Dios, y no con las fuerzas finitas del conocimiento, y la fortaleza de hombre; y esa sujeción de la voluntad de Abel a la voluntad de Dios, fue la que determinó el agrado de Dios a Abel y su ofrenda.
Como sabemos, a través de la Palabra de Dios contenida en las Sagradas Escrituras en el Antiguo y Nuevo Testamento, La Biblia, la situación por la que pasó Caín de poner en acción su propia voluntad ejerciendo su libre albedrío y aferrándose a sus costumbres, a sus ideas, a sus conceptos, a sus conocimientos y las fuerzas finitas de su condición física, lo hizo olvidarse regularmente de la voluntad de Dios, (prevalecido esto hasta la fecha en casi toda la creación humana). Así que Dios impuso las correcciones que se necesitaban para que el hombre fuera advertido y enseñado, que lo que debe de prevalecer en los seres humanos es la unificación de nuestra voluntad en la voluntad de El en la forma que así conviene a su Plan, en su Orden, y para su Propósito con respecto al hombre para que éste encuentre el verdadero camino que lo regrese al Reino de Dios y a la vida eterna.
A pesar de la necedad del hombre por tener como verdad una tremenda mentira, Dios Jehová, nunca quiso perder la comunicación con su Creación humana, por lo que levantó un pueblo para que fuera receptor, trasmisor y guía del motivo de su Plan así como del Orden y Propósito Divino de su enseñanza. Así las cosas, Dios levantó Profetas y Reyes para que hubiera la necesaria comunicación entre El y los hombres para que estos escucharan, entendieran y obedecieran sus ordenanzas a través de la Revelación Divina de sus Palabras por medio de esos profetas y reyes, y de ésta manera, el pueblo se hiciera merecedor de todo lo que le pedían, pero al ver que su pueblo seguía en sus enseñanzas y tradiciones religiosas levantó a Moisés.
Pero al ver que su pueblo seguía en sus enseñanzas y tradiciones religiosas y…
"Dios dijo a Moisés": "Yo Soy El Que Soy" Así dirás al pueblo de Israel Yo-Soy me ha enviado a ustedes. Éxodo. 3:14