Parte 97
Esta voluntad y esta mente están manipuladas y dirigidas por el libre albedrío humano, que recordemos, es la facultad de querer o no querer hacer cualquier cosa; pero también deberemos de recordar, que esa facultad en su forma espiritual, se podría definir como la llave que Dios dispuso en el ser humano para poder tener acceso a la voluntad de Dios y a la Mente de su Sabiduría positiva para gozar de los beneficios divinos que Dios nos brinda. Pero cuidado, mucho cuidado, porque también esta llave está dispuesta para tener acceso a la Voluntad y a la Mente de la Potencia Intelectual del Tentador que nos sigue haciendo caer en múltiples tentaciones, que posiblemente nos causen un gozo en la carne, pero que si no sabemos o aprendemos como resistirnos a ellas, esos falsos gozos pasajeros después nos traerán dolor y sufrimiento y que no podrán ser desalojados de nuestras vidas si no es por medio de Jesús, según su Palabra en el Nuevo Testamento. Después de recordar lo anterior continuemos:
Dios, a través del pueblo judío, pueblo escogido por El, comenzó a preparar lo necesario para que la fuente de su Poder Total y Eterno, tuviera las conexiones necesarias para poder transmitir su poderosa energía.
Cuando se llegó el tiempo para terminar con esto y que conocemos como el Antiguo Testamento, se dio el comienzo a los tiempos nuevos para llegar al punto exacto en donde se encontraría esa conexión que uniría el polo positivo con el polo negativo, para que cuando se accionara debidamente el dispositivo correcto, se transmitiera esa poderosa energía para que esta fluyera en forma adecuada en el hombre como la lámpara receptora de esa inmaculada luz que iluminará por siempre nuestro recinto espiritual.
Dios envió a su Hijo Jesucristo como un verdadero hombre para dar a conocer el modo de unir el polo positivo del mundo espiritual de Dios con el polo negativo de este mundo material a través de su Palabra en el Nuevo Testamento, modo que conoceremos a plenitud cuando decidamos, a semejanza de él, crucificar al hombre viejo tradicional y materialista de este mundo, para hacer resurgir al hombre nuevo, al hombre espiritual como la lámpara receptora de la energía poderosa del Espíritu Santo de Dios a través de Jesús que es compartida a nosotros por la misericordia infinita de Dios.
Por eso es comprensible que al invocar el Nombre poderoso de Jesús, empiece a fluir en nosotros la energía que encenderá la Luz de Jesús en nuestro espíritu, al permitir unir nuestra voluntad a la voluntad de Dios para que nuestro espíritu, y el Espíritu Santo de Dios, (los polos negativo y positivo del mundo material y espiritual respectivamente), se unan es forma armoniosa y rítmica para tener comunión con Dios al producirse esa Luz, la Luz de Cristo Jesús que iluminará, en nuestra alma, la mente de nuestra potencia intelectual para recibir y aplicar en primer lugar la voluntad de Dios al guardar y enseñar a cumplir todo lo que Jesucristo nos encomendó sin desviarnos ni desviar a nadie de esa encomienda, para que la verdad, que en Cristo Jesús resplandece, permanezca hasta el fin del mundo.
Así que nosotros, al recibir esa luz en nuestro recinto espiritual, El mismo nos dice a través de su Palabra:
"Yo soy la Luz del Mundo, El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida” Juan 8: 12