Parte 101
Esta enseñanza nos muestra cómo debemos disponer a nuestro espíritu para que El Espíritu de Nuestro Señor Jesucristo comparta con nosotros su Luz, esa bendita Luz que nos arrebatará de las tinieblas, esa Luz que nos permitirá seguir El Camino, La Verdad y la Vida que en Jesucristo es, conduciéndonos con amor y paciencia al lugar santísimo en el recinto espiritual de Dios para recibir a plenitud los Dones y el Fruto del Espíritu que el Dios de la Gloria y de la Honra tiene para nosotros, sus hijos, y empezar a producir y compartir el Fruto y los Dones Espirituales; siendo Dios, en Su Santísima Trinidad, el único digno de recibir la Adoración, la Gloria, la Honra y la Alabanza.
Esos dones y ese Fruto nos transformarán en conductos por los cuales fluirá sin reservas el poder y la energía que brota incontenible y eternamente del Yo-Soy Único y Verdadero, del Altísimo, de Nuestro Dios Trinito para la restauración espiritual, física y material de muchos, los que serán convertidos, a través de guardar y enseñar a cumplir la Palabra de su Hijo Jesucristo, también en afluentes y fuentes del Río de Agua Viva, esa Agua con la cual será colmada toda sed de querer conocer más de Dios a través de la Palabra de su Hijo Único Jesucristo para la Honra y la Gloria y la Alabanza de Dios en su Santísima Trinidad.
La perfecta comunión del hombre creyente de Jesús con Dios, es hacer su voluntad a través de la obediencia a las enseñanzas de Jesucristo Nuestro Señor contenidas en el Nuevo Testamento.
Al invocar el Nombre de Jesucristo, verdadero hombre e Hijo Unigénito de Dios y el único camino para llegar a él, su Espíritu resucitado cautiva a nuestro espíritu, lo cual hace que hagamos contacto con el Espíritu Santo de Dios y se encienda la Luz de Jesús que iluminará nuestra alma y abra la mente de nuestro ser humano para rendirse a la voluntad de Dios, para recibir, por medio de la Mente de su Sabiduría Eterna y a través de Jesús, los Dones y el Fruto Espiritual que nos tiene preparados desde el principio.
Demos gracias a Dios en el Nombre de Jesús en la unidad del Espíritu Santo, por haber sido participados de la invitación para leer, estudiar, reflexionar y meditar profundamente la Palabra de Dios, a través de Jesucristo e inscrita en el Nuevo Testamento.
José Luis Hernández Cuéllar.