Aunque no escribas libros, eres el escritor de tu vida.
Aunque no seas Miguel Angel, puedes hacer de
tu vida una obra maestra.
Aunque no entiendas de cine, ni de cámaras,
tu existencia puede transformarse en un film
primoroso con Dios de productor.
Aunque cantes desafinado, tu existencia puede
ser una linda canción, que cualquier
afamado compositor envidiaría.
Aunque no entiendas de música, tu vida
puede ser una magnífica sinfonía que los
clásicos respetarían.
Aunque no hayas estudiado en una escuela de comunicaciones tu vida puede transformarse en
un reportaje modelo.
Aunque no tengas gran cultura puedes cultivar
la sabiduría de la caridad.
Aunque tu trabajo sea humilde, puedes
convertir tu día en oración.
Aunque tengas cuarenta, cincuenta, sesenta o
setenta años, puedes ser joven de espíritu.
Aunque las arrugas ya marquen tu rostro,
vale más tu belleza interior.
D/A
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