ACASO FUE LA TARDE
Acaso fue la tarde
la que escondió en su penumbra
el sentimiento y lo durmió.
Acaso fue el cansancio
el que envolvió tanta ternura
en un colchón de sueños y lo durmió.
Acaso fue el silencio
el que atrapó al corazón
en un vacío sin ruidos y lo durmió.
Acaso fue el tiempo
el que frenó los impulsos
en un espacio sin formas y lo durmió.
Acaso fui yo
quien invitó a "mí todo"
a aplacar la tormenta y lo durmió.
Teresa Aburto Uribe