Mi gozo estaba en los amaneceres, con la primera luz, con el rocío; pero hoy derivo todos mis placeres de lo que tengo o reconozco mío; de ti, que ofreces tanto como adquieres, sea el amanecer claro o sombrío. De tu risa germina mi alborozo, y a tu llanto acompaña mi sollozo.
Brevería Nº 1684
Mínimos placeres
Si pasas (pasarás, cierto, algún día) frente a mi casa, al lado del camino, détente, llama, espera…, que en mi puerta se deslizan cordiales los pestillos para quien busca espacio junto al fuego y sabe honrar un vaso de buen vino. Tanto escapamos sin saber de dónde, o de quién, tan audaces acudimos a donde no sabemos, meta incierta que persistimos en llamar destino, que pasamos de largo los cerezos disfrazados de novias, los aullidos dando vida a los bosques, la cigüeña montando en lo alto de la torre el nido, la caricia del sauce en la corriente, las aspas del molino gesticulando abrazos en el llano, las mareas del trigo. Vamos de prisa, y las pequeñas cosas, como si carecieran de sentido, se nos escapan, agua entre los dedos, sin opción de cuidado y regocijo.
Hoy yo te brindo mínimos placeres si llamas a mi puerta, peregrino.