Cuanto tengo, las cosas más triviales, evocan tu recuerdo en añoranza; y entre ellas oigo el canto de esperanza que escuchan en otoño los rosales.
¡Quién te tuviera aquí, quién te tuviera!, amor, si temporal, de temple eterno, para entibiar las nieves de este invierno, tú, mi gentil, perenne primavera.
Brevería Nº 977
Larga es la noche
En la hora inmóvil de esta noche muda despoblada de ti, lecho desierto por donde el cuerpo lúbrico, despierto, indaga huellas de tu piel desnuda;
en ese tiempo que al reloj se anuda esposando sus manos, yo revierto al momento y la imagen en que abierto a tus apremios fui gozosa ayuda.
Las sábanas mantienen tu fragancia que no han logrado meses ni distancia disipar; te poseo al respirarte.
Larga es la noche, inmensamente hueca, en rastreo de ti, siempre a la rueca de un recuerdo incapaz de acariciarte.