Gigantes, Dioses o extraterrestres?
Diseminados en los cinco continentes, se han descubierto restos
arqueológicos de esqueletos humanos que demuestran que en la Tierra habitaron
seres gigantescos. Además de desorientar a la comunidad científica, estos restos
avalan las leyendas y tradiciones que el folclore popular ha recogido sobre “Los
gigantes” con el paso del tiempo.
¿Son los gigantes únicamente
protagonistas de historias fantásticas o, por el contrario, sus hazañas
pertenecen a la memoria colectiva de la Humanidad y están basadas en
relatos de lo que realmente ocurrió en el planeta? ¿Quiénes construyeron las
colosales estructuras megalíticas y desplazaron grandes monolitos como si de un
juego se tratara?
La
Arqueología , hasta el momento, no ha ofrecido ninguna respuesta convincente.
Resulta incómodo para los arqueólogos reconocer que hoy día no existen grúas ni
aparatos elevadores capaces de mover y levantar titánicos bloques de piedra de
¡1.500 toneladas!, como es el caso de las terrazas de Baaalbek (actual Líbano).
“Parece
que bloques de estas dimensiones tuvieron que ser puestos allí por gigantes o
miembros de una civilización que conocía los secretos de la levitación y la
antigravedad”, escribe David Barclay en su libro Extraterrestres, la respuesta
definitiva de los Ovnis.
Las
construcciones de la isla de Pascua, Tiahuanaco, el yacimiento
megalítico de Ollantaytambu, Cuzco, Machu Picchu, las islas Marquesas,
la isla volcánica de Pohnpei en la Polinesia ... son una pequeña muestra de las
muchas construcciones de estas características que existen en nuestro planeta,
atribuidas por los habitantes locales a los “gigantes”.
La
figura del gigante se presenta en casi todas las culturas y sus leyendas. Las
podemos encontrar en múltiples relatos mitológicos del viejo mundo: griegos,
nórdicos, germánicos, hindúes, indoeuropeos, y también en el nuevo mundo como en
las tradiciones de los mayas, de los aztecas y de los incas; así como en casi
todos los libros sagrados de la antigüedad: el Lebhar Gabhale (libro de las
invasiones) irlandés, el Ramayana hindú y hasta en la Biblia ¿Por qué hablar de
unos seres que no existieron en realidad?
La Ciencia cree ver en su gran
tamaño, una metáfora: el mito cosmogónico que simboliza el poder y la fuerza.
Una simple magnificación de los poderes atribuidos a la figura humana. Pero
autores como el ya citado David Barclay, clásicos como Erich von Däniken, Robert
Charroux, Pierre Darcout, el ya fallecido Jimmy Guieu o el ex jesuita Salvador
Freixedo, entre otros, creen ver en estos relatos los primeros contactos entre
civilizaciones extraterrestres y los hombres de la Tierra. Algunos van más allá,
como Zecharia
Sitchin, y opinan que los extraterrestres que nos visitaron en la
antigüedad fabricaron genéticamente al Ser Humano y crearon las primeras
civilizaciones, como Sumer y Egipto, y bien pudieran haber sido seres de
gran tamaño.
Lo
cierto, es que la búsqueda de la verdad nos lleva hasta tiempos remotos, donde
las antiguas leyendas tradicionales dibujaban estos seres divinos y heroicos
como auténticos.
Gigantes en la
Biblia
La
primera mención de la existencia de gigantes o “seres distintos” en la Tierra
aparece en la Biblia, en el Viejo Testamento. En el Génesis 6, versículos 1 y 2,
podemos leer:
“cuando
los hombres se habían multiplicado sobre la Tierra y habían procreado hijas,
viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, escogieron
de entre ellas por mujeres a las que quisieron”.
Los
Nephilim (en hebreo gigantes) según se recoge en el Génesis 6, 4, existían en la
Tierra por aquel tiempo:
“Por
entonces y también en épocas posteriores, cuando los hijos de Dios cohabitaban
con las hijas de los hombres y éstas tuvieron hijos, aparecieron en la Tierra
los gigantes. Éstos son los esforzados varones de los tiempos primeros, los
héroes famosos”.
Según
Zecharia Sitchin, autor de El Duodécimo Planeta, nephilim significa literalmente
“aquéllos que bajaron de los cielos a la tierra”.
“Los
traductores de la Biblia –explica Sitchin- supusieron que Nephilim significaba
gigantes porque en otras partes se menciona que éstos eran también conocidos
como Anakim, a la vez que el cuento sobre el gigante Goliat se afirma que él era
descendiente de Anak; de aquí la conclusión: si Anak era un gigante, entonces
los Nephilim que también eran Anakim, deberían ser
gigantes”.
Por su
parte, Robert Charroux, en El enigma de los Andes, ve a estos gigantes de la
Biblia como
“...
seres superiores que engendraron la elite de los pueblos: Reyes, héroes e
iniciados”.
Su
unión con las mujeres de los hombres - debían de ser bastante semejantes a la
especie humana para poder acoplarse a éstas - produciría hijos más altos que los
terrestres normales. Pero hemos de destacar una particularidad: algunos de los
restos osteológicos pertenecientes a “gigantes” encontrados, tenían – como ya
veremos posteriormente - seis dedos en cada una de sus extremidades.
La
Biblia también hace mención a este dato en Sam. 21, 20 y Paralipómenos 20, 6
“Hubo
una batalla más en Gat, en la que se halló un hombre de alta talla que tenía
seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en todo, que descendía
también de Rafa”.
Para la
Biblia, la raza de los gigantes desapareció con el diluvio pero, al parecer, uno
de ellos se salvó. La leyenda nos cuenta que, al no caber en el Arca de Noé, se
montó a horcajadas sobre ella.
El
gigante era tan grande que su cama medía unos 3,90 metros de largo por 1,80 de
anchura. (Deuteronomio 3, 11).
Hallazgos por
todo el mundo: las pruebas
Que
en el planeta habitaron gigantes lo demuestra el hallazgo de restos humanos de
extraordinarias dimensiones en la India, Tíbet, China, Sudamérica, África ...
algunos con una edad aproximada de 45.000 años. Y no solamente huesos, sino
también espadas, hachas, lanzas y otros instrumentos como picos de tal
envergadura que para poder usarlos habría que tener una estatura de, por lo
menos, ¡tres metros!
Pero
veamos algunos ejemplos.
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En una
gruta de Atyueca, cerca de Mangliss (en la antigua Unión Soviética), se
encontraron esqueletos de hombres que medían entre 2, 80 y 3 metros. Éstos
presentaban seis dedos en sus extremidades. Otros hallazgos científicamente
admitidos son el gigante de Java (en el sur de China) y el gigante de China
meridional. El primero con una antigüedad de medio millón de años y el segundo
también con seis dedos en sus extremidades.
-
En
Chenini (Túnez) se encontraron restos de tumbas de gigantes con esqueletos que
medían más de tres metros. Transval (en Sudáfrica) es otro ejemplo similar al
anterior.
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Un
esqueleto de fósil humano de 5, 18 metros de alto fue desenterrado en 1956 en
Gargayan (Filipinas)
-
En
Norteamérica, en el condado de Bradford (Pennsylvania) en 1880 fueron
encontrados, en un túmulo sepulcral, esqueletos humanos cuyos cráneos mostraban
unos cuernos de cinco centímetros, encima de los arcos ciliares. La altura
promedio de los esqueletos era de aproximadamente 2,13 metros. Su antigüedad se
calculó en 800 años. Algunos de estos huesos serían enviados al American
Investigating Museum de Filadelfia, de donde parece que desaparecieron.
Continuando en EE.UU (Glen Rose, Texas), en el lecho del río Paluxy, se hizo un
gran descubrimiento paleontológico. Se pusieron al descubierto huellas gigantes
de pisadas de 54, 61 cm de largo por 13.97 cm de ancho, pertenecientes a un
homínido. Los geólogos concluyeron que el lecho del río correspondía a terrenos
del cretácico a fines de la era mesozoica (140 millones de años). Pero lo más
curioso del caso es que junto a estas huellas de homínido se descubrieron en el
mismo estrato ¡huellas de dinosaurio (brontosaurios)!
-
El
antropólogo alemán Larsan Khol halló asimismo, en 1936, a orillas del lago
Elgasi de África Central, huesos pertenecientes a individuos enormes. ¿Una
comunidad de diferente etnia?
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A 6 km.
de Safita (Siria) los arqueólogos hallaron hachas de mano de 3,8 kg. En Ain
Fritisa (Marruecos oriental) se descubrieron picos de 32x 22 cm y 4,2 kg. de
peso y hachas de dos filos con 8 kg. Tales dimensiones requerían una buena
envergadura para poder utilizar estos instrumentos eficazmente.
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Más
recientemente, y en Marruecos también, se han hallado en una cueva de la región
de Nador, en el norte del país, restos de tres esqueletos de niños
pertenecientes a una raza desconocida de gigantes. Se trata de una zona próxima
a las míticas columnas de Hércules, considerada patria del bíblico gigante
Goliat.
-
Ciudad
megalítica de Lixus (antigua Libia) se encontraron restos humanos de esqueletos
de Homo Sapiens, con edades comprendidas entre los 10 y 12 años y una antigüedad
de 20.000 años. Los esqueletos miden aproximadamente 2,25 metros de altura.
Todos
estos ejemplos son una pequeña muestra de los múltiples hallazgos que se suceden
por todo el planeta y que no vamos a detallar para no caer en el aburrimiento,
pero vamos a proseguir tan sólo un poco más en nuestro territorio.
Restos en
España
En
la península, y más concretamente en el norte del país, es donde mayor número de
crónicas tradicionales se recogen.
Los
gigantes atávicos, considerados paganos por la religión cristiana, lejos de
desaparecer han pervivido en los cuentos populares y nos han sido presentados
como pertenecientes a una raza gigantesca, y no como una singularidad. En
Cataluña “els gegants ” continúan presentes en muchas fiestas y
representaciones. Se han integrado en las fiestas populares hasta el punto de
que todas las comarcas tienen los suyos y forman parte del patrimonio cultural e
histórico.
Los cuentos populares locales ubican al gigante ligado a
numerosos megalitos, menhires y dólmenes. Los monumentos megalíticos eran
construidos (según el folklore) por seres gigantescos durante la noche. En
Portugal, a los dólmenes se les llama todavía Antas (tumba del gigante o
construcción del gigante), puede que en honor al gigante Anteo.
En
euskera a los monumentos megalíticos se les denomina Mairuen baratza (huerta de
los gigantes o huerta de los gentiles, nombre este último con el que se les
conoce en el territorio vasco). Por lo tanto, que la tradición universal designe
a los dólmenes como las tumbas de los gigantes podría suponer más de una
leyenda, si nos atenemos a las evidencias arqueológicas.
En principio, un
yacimiento controvertido en restos de estas características lo constituye el
dolmen de Oren, en Prullans, la Cerdanya (Pirineos catalanes). En 1917, al
parecer, se descubrieron, entre otras piezas, fémures de entre 70 y 92 cm de
largo. Aunque existe bastante confusión sobre la veracidad del hallazgo, el
investigador Fernando Ledesma en su libro La Cerdanya, esmeralda mágica del
Pirineo asegura que se encontraron siete esqueletos de la especie humana en el
dolmen I, de gran envergadura.
El
escritor y periodista Miguel G. Aracil amplía que en realidad fueron nueve los
esqueletos descubiertos de la época del Hombre de Cro.Magnon (cuando el hombre
de este período no superaba, según lo establecido por la ciencia oficial, los
165 cm de altura). Estos restos fueron custodiados por la familia Casanovas en
la Torre de Prullans, antigua casa palacio de los marqueses de Monistrol.
Posteriormente, parte de estos restos se entregarían al Museo Arqueológico de
Cataluña.
Lamentablemente aquí se pierde la pista de este material, pues el
museo no reconoce haberlos visto nunca.
El caso es que arquelólogos y
estudiosos han encontrado con relativa frecuencia huesos humanos de enormes
proporciones en la Península Ibérica. En Garós (Pirineo de Lleida), al
reconstruir el ábside de la iglesia, el párroco Mossèn Jaqquet encontró los
restos de un gigante de tres metros de altura con un hierro clavado en el
cráneo. En la reconstrucción de otra iglesia, en Urbasa (sistema montañoso entre
Álva y Navarra) se encontraron restos humanos de tamaño ciclópeo.
También
se han hallado esqueletos humanos de dimensiones gigantescas en Castilla; cerca
de Medinaceli se encontró un cráneo y varios huesos; en León, en la iglesia
visigótica de Marialba, esqueletos de tres metros de envergadura; y también en
Cantabria, Girona (Besalú) .... Prácticamente casi todos los restos se
encuentran en paradero desconocido en la actualidad, quizá dispersados entre
unas pocas docenas de coleccionistas de recuerdos.
Pero la
pregunta crucial es: ¿por qué ningún científico se entretiene en recoger y
estudiar todos los datos, restos y pruebas disponibles?
Es
evidente que se echaría por tierra muchas teorías científicas.
Las
Islas
Comentario aparte merecen los hallazgos efectuados en los
archipiélagos españoles. Las construcciones megalíticas salpican las islas
Baleares dejando constancia de ¿una civilización de gigantes?
En
Menorca, formando parte de la llamada cultura talayótica abundan las Taulas;
formadas por una gran piedra vertical atravesada en su cúspide por una
horizontal.
El
conjunto parece una T gigantesca, como una mesa para gigantes. En la misma isla
existen también otras construcciones de piedra, las Navetas, unos grandes
túmulos con forma de navío invertido. Cuenta la leyenda que la Naveta des
Tudons, una tumba colectiva de la época pretalayótica, fue levantada por un
gigante que competía por el amor de una giganta.
Una de
las constantes mitológicas menorquinas es la presencia de una raza de gigantes.
Las tradiciones refieren que una tribu de estos seres habitó la isla. Luego,
todos los monumentos prehistóricos han sido adjudicados a esta
raza.
Evidentemente, todo esto no es más que una tradición, pero no deja
de ser curioso que, en las postrimerías del siglo XVI, el padre Bautista
Beninelis, historiador, hallara en una cueva de la cala San Vicente de Mallorca
unos gigantescos huesos prehistóricos. En el conjunto megalítico del “rellotge”
en CA NA costa (Formentera) en el interior de una tumba colectiva cuyo origen se
remonta al 1900 a.c., se hallaron restos óseos que sobrepasaban los dos metros
de altura.
Y llegamos al Atlántico y a nuestras maravillosas islas
Canarias. También aquí existen supuestos restos relacionados con gigantes.
Emiliano Bethencourt, descubridor de las famosas pirámides de Güímar, localizó
un insólito enclave arqueológico que reavivaba el mito de los gigantes entre los
guanches, antiguos habitantes de las islas: la llamada “medida de los
gigantes”.
Situadas en el desierto de granadilla, dos enormes siluetas humanas
esculpidas en roca viva reproducen, según explicaba la tradición oral, a un
matrimonio de gigantes guanches. Las dimensiones del contorno eran de 2,94 m el
varón y 2,67 la mujer. Asimismo fue descubierta en un antiguo cementerio
guanche, cercano al desierto de granadilla, una muela de extraordinarias
dimensiones.
En
definitiva, otra prueba más que sumar a la larga lista de enclaves de restos
osteológicos “humanos” que forman parte de nuestra historia oculta. Bendiciones