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De: tertulo  (Mensaje original) Enviado: 04/06/2012 00:50
el diagnostico tan peligroso como la enfermedad 

A boca de jarro

"A veces, el diagnóstico mata más que la enfermedad"

Claudia Noseda

 
 
 
Médica y psicóloga, a sus pacientes les pregunta: "¿Para qué se enfermó?". Foto: Gustavo Muñoz

Ricardo, el padre –un milanés enamorado del arte, la buena cocina y la ciudad de Florencia–, los divertía leyéndoles el diario cambiando el sentido de las cosas. Entonces, los malos eran los buenos, lo difícil era fácil, el invierno caluroso y una golondrina hacía verano. "A medida que fui creciendo me di cuenta de que en ese juego ocurría algo extraño, porque de pronto producía soluciones para problemas que parecían insolubles", recuerda Claudia Noseda, médica, psicóloga y autora del libro Antiestrategias, tácticas para el buen vivir, donde propone respuestas a problemas cotidianos cuestionando lugares comunes.

"Por ejemplo, provocar lo temido. Porque para superar el miedo lo peor es huir: hay que mirarlo cara a cara. Otro caso: el hábito hace al monje, porque estamos constituidos por hábitos que podemos modificar para ser más felices. O que sólo somos dueños de aquello que estamos dispuestos a perder; que vivir es un ir y venir del dolor al placer y una cosa no tiene sentido sin la otra", apunta.

Noseda integró el equipo de investigación de la cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UBA, y posteriormente viajó a Estados Unidos para estudiar psicoanálisis, psicoterapia cognitiva e hipnosis aplicada al tratamiento de enfermedades graves. Considera la relación mente-cuerpo como una unidad. "Somos lo que pensamos", suele decir.

–¿Qué es antiestrategia?

–Es la otra cara de la estrategia. Una estrategia no prefabricada, que no responde al comportamiento histórico, sino al más puro presente, el aquí y el ahora. La antiestrategia es espontánea, original, pero no por eso irracional.

–¿Aplica antiestrategias en su terapia?

–Por supuesto. Entre otras cosas, les digo a mis pacientes que es más fácil estar sano que enfermo. Que son ellos mismos los que crean su mal, que a veces el diagnóstico mata más que la enfermedad, y algunas otras cosas más.

–¿Puede explicarlo?

–Todos los seres vivos tienen una expectativa de vida que en el caso del hombre es de 120 años. Y todas las especies, salvo que mueran por un accidente, la cumplen: tortugas, elefantes, insectos diminutos. La única especie que raramente logra cumplir su expectativa de vida es la humana. Imagine una vela: si encendemos la mecha que tiene en uno de sus extremos se consume en un tiempo lógico. Pero si encendemos los dos extremos se consume en la mitad del tiempo. Eso pasa con el ser humano, vive complicando su existencia, en estado de tensión constante y gastando enormes cantidades de energía. La tensión aumenta la frecuencia de las ondas cerebrales y el organismo se desordena, pierde equilibrio. Si viviésemos de una manera más simple, sin acumular conflictos y cosas, prolongaríamos nuestra existencia.

–¿Cómo es eso de que cada uno es autor de sus males?

–Lo primero que les pregunto a mis pacientes es: "¿Para qué se enfermó?" Por supuesto, el recién llegado no entiende nada. Entonces le explico que, en realidad, se enfermó para olvidar un problema, algo que lo abrumaba: crisis de pareja, un hijo que se fue a vivir a Europa, pérdida de dinero, etcétera. La aparición de la enfermedad cambia totalmente el centro de atención y el conflicto que originó todo pasa a un segundo plano. Cuando finalmente comprende, suelo agregar: "¿No podría haber elegido una solución menos costosa?"

–¿Cómo puede ser que el diagnóstico mate más que la enfermedad?

–Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford fue enviado a un pueblo del centro de Africa para averiguar por qué sus miembros eran tan longevos. Estuvieron investigando un tiempo sin encontrar nada particular, pero al disecar varios cadáveres se llevaron la sorpresa de su vida: estaban llenos de cánceres encapsulados, pero ninguno había muerto de cáncer. Finalmente, la conclusión a la que llegaron los científicos fue que no murieron de cáncer porque no sabían que lo tenían.

–¿Y la hipnosis?

–Los enfermos que concurren a mi consultorio son pacientes graves, no hay tiempo para un tratamiento psicológico para determinar las causas del mal. La hipnoterapia permite un acceso rápido a la mente para conocer los mecanismos e introducir pensamientos que ayudan a curar. Se reduce la frecuencia de las ondas cerebrales y el organismo recupera su equilibrio. Al modificarse la manera de pensar, el enfermo se cura.

–Es increíble.

–La medicina cuántica plantea que la materia que existe en el cuerpo humano se renueva constantemente. En tres meses, el estómago cambia totalmente sus células viejas y a su vez el hígado no conserva un solo átomo de los que tenía seis meses atrás. Entonces, ¿por qué si alguien tiene una úlcera no puede curarse solo, con esa misma regeneración natural? Algunos especialistas sostienen que el pensamiento crea una realidad física, y en la medida en que nosotros –por más que tengamos una renovación celular permanente– no cambiemos nuestra manera de pensar, tendremos siempre el mismo resultado. Es increíble, pero es así. Recuerdo algo que leí en una pared cuando estudiaba psicología.

–¿Qué decía?

–"Si la realidad no se ajusta a la creencia, peor para la realidad." Lo malo es que así vivimos. .

Luis Aubelehttp://www.lanacion.com.ar/776178-a-veces-el-diagnostico-mata-mas-que-la-enfermedad


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