En la Carta de Pablo a los Colosenses (4.16) se menciona una carta también de Pablo que usted no ve en la lista de las cartas paulinas El pasaje dice así: "Y cuando esta carta fuere leída entre vosotros, haced que también sea leída en la iglesia de los laodicenses; y la de Laodicea que la leáis también vosotros".
Nótese que las palabras de Pablo muestran que él considera que esa carta y la a los colosenses se complementan. Los colosenses tendrán un mejor entendimiento de las cosas tratadas en la carta a ellos si la cotejan con la carta mencionada. El caso de los laodicenses es igual.
La “carta a los laodicenses” era importante. Esa importancia se la está dando en el pasaje el mismo apóstol Pablo. Pero, ¿dónde está esa carta? Ni usted ni yo, ni nadie la ve entre las cartas paulinas. ¿Podría ser que la carta fue preservada mientras fue importante pero ya no la tenemos porque Dios consideró que ahora ya no es importante? Podría ser. Pero como que no nos cabe que una carta que complementaba a otra que sí tenemos (Colosenses), ya no la necesitemos más.
Lo diré en una manera en que comencemos a despreocuparnos: Entre las cartas de Pablo sí tenemos una que complementa a la carta a los Colosenses. Es, por supuesto, la carta a los Efesios. Si usted es de los cristianos que estudia con cuidado la Palabra, sabe que Colosenses y Efesios tratan muchos de los mismos asuntos. Y ya usted ha notado que uno llega a tener un entendimiento más completo de esos asuntos si los estudia en las dos cartas. Pensando en lo anterior hasta podemos atrevernos a decir que la “carta a los laodicenses” debe haberse parecido mucho a Efesios.
Habiendo mostrado que la existencia de la Carta a los Efesios nos deja sin mucho de qué preocuparnos, bien puedo aventurarme a presentar una solución al problema que como quiera que sea suscita en nuestras mentes las palabras de Colosenses 4.16. Por supuesto los estudiosos del pasado y del presente se han topado con el problema. Respecto al cual casi no hay nada (y tal vez debamos quitar el “casi”) nuevo que se pueda aportar. De manera que en lo que sigue no podría ni por asomo dar a entender que estoy “descubriendo América”.
Lo que enseguida diré es simplemente la solución más aceptada y a la vez más razonable que se ha conocido. Quizá lo único original aquí sea la manera de presentarla.
Ya dijimos que Colosenses y Efesios se complementan. Pero esto nos lleva a preguntarnos: ¿Entonces Pablo escribió no dos, sino tres cartas que se complementaban? (Las mencionadas y la “a los Laodicenses”). Pues sí, podríamos contestarnos. Pero si es así, surgiría una pregunta más: ¿Por qué Pablo no les dijo a los colosenses que leyeran también la carta a los Efesios? Alguien podría contestar: Porque Pablo sabía que bastaba con que leyeran la carta de Laodicea. Muy bien. Bravo. Pero decir eso, sería como afirmar que Efesios y “Laodicenses” contenían lo mismo. Entonces intercambiarse Colosenses y “Laodicenses” sería como intercambiarse Colosenses y Efesios. O si los laodicenses y los colosenses hubieran hecho copias de las cartas intercambiadas –lo cual en efecto hicieron—ellos estarían —y en efecto estuvieron— en el caso de nosotros, quienes tenemos en nuestros nuevos testamentos Colosenses y Efesios.
Pero, ¿por qué escribir Pablo Laodicenses además de Efesios? Bien podría el apóstol escribir dos cartas idénticas para los efesios y para los laodicenses. O podría él saber —y lo supo— que los cristianos de Asia (no estamos hablando del continente así llamado tiempo después, sino de la provincia romana al este del mar Egeo), incluidas las tres poblaciones mencionadas se harían de copias de las cartas escritas por él. (Esto para no decir lo que todos sabemos, que los cristianos de todas partes cuando pudieron, se hicieron de copias de todos los escritos apostólicos enviados originalmente a diferentes lugares. Ese conjunto de escritos copiados y después traducidos al español --y a muchos idiomas-- es lo que usted y yo ahora llamamos el Nuevo Testamento).
Lo que acabo de decir se parece mucho a decir que la carta “a los laodicenses” es la carta a los Efesios, ya sea por ser idéntica o por ser la una copia de la otra.
¿Puede esto ser así? Sí. Sí puede. Mire:
Una simple mirada a las notas marginales de algunas versiones nos harán saber que en un buen número de manuscritos antiguos de Efesios en el 1.1 no incluyen las palabras “en Efeso”. Vea por ejemplo la versión de Las Américas. Todos los comentarios serios se refieren a esto. Lo anterior no quiere ignorar que ya desde poco después del año cien había muchos manuscritos que incluían las palabras “en Efeso”, pero junto con ellos circulaban otros que las omitían, lo cual abre la posibilidad de que en cierto momento las palabras se incluyeron.
Hay un escritor de la antigüedad, un hereje por cierto, llamado Marción que se refiere a la carta a los Efesios como “la carta (epístola) a los laodicenses”. Esto es, en tiempos de Marción (quien floreció en la primera mitad del siglo segundo) la carta a los Efesios era conocida por algunos como la epístola a los laodicenses. Esto es interesante pues tiene qué ver con el pasaje con el que comenzamos este artículo.
Ahora veamos más de cerca nuestro pasaje (Col. 4.16): "Y cuando esta carta fuere leída entre vosotros, haced que también sea leída en la iglesia de los laodicenses; y la de Laodicea que la leáis también vosotros". Nótese que Pablo no dijo “carta a los laodicenses” ni “la carta a Laodicea”. Nosotros nos referimos a la “carta a los laodicenses” sabiendo que no somos exactos, pero al mismo tiempo pensando en que habiendo llegado la carta a la iglesia en Laodicea, de alguna manera es “la carta a los laodicenses”. Pero hay un detalle que nos señalan los que conocen el idioma griego. Que la palabra “de” en la frase “la de Laodicea” --es decir la carta de Laodicea—no es la preposición que denota posesión o pertenencia como allí mismo en “la iglesia de los laodicenses” o en “la casa de Juan”. No. En “la de Laodicea” la palabra es otra. Es “de” como cuando usted dice que “vengo de Guadalajara”, que usted podría sustituir por la palabra “desde”. Y en efecto los que conocen nos dicen que la idea de la expresión de Pablo es “la carta que les llegará desde Laodicea”.
Las ciudades de Laodicea y Colosas estaban cerca la una de la otra. Unos 50 kilómetros, tal vez menos. De las iglesias mencionadas en el N. T. la más cercana a la de Colosas era la de Laodicea. Este hecho geográfico resulta interesante si uno piensa en la posibilidad nada remota de que cuando Pablo dijo “la (carta que les llegará) desde Laodicea” él tenía en mente que la carta estaba siendo dejada en Laodicea y de allí seguiría a Colosas. Hay inclusive eruditos que hablan de esa carta como de una "carta circular"
Cuando usted está leyendo la Carta a los Efesios, teniendo en mente las palabras que Pablo les dijo unos años atrás a los ancianos de la iglesia de Efeso en Hechos 20. repentinamente se ve obligado a detenerse. En Ef. 1.15 Pablo les dice “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos…” El apóstol había oído de la fe y del amor de los recipientes de la carta. Es decir él se había enterado por otros de la fe y del amor de ellos. ¿Cómo podía Pablo decirle esto a los hermanos de Efeso con quienes había convivido tres años (Hch. 20. 31)? En efecto fue entre los hermanos de Efeso donde Pablo permaneció trabajando más tiempo que en alguna otra iglesia. Por otro lado, no tenemos noticia de que Pablo haya estado alguna vez en Laodicea, de manera que las palabras citadas encajarían mucho más en el caso de que la carta hubiera sido enviada a los laodicenses. Puede ser que usted se pregunte, ¿Y si Pablo no estuvo allí, cómo llegó a Laodicea el evangelio? La respuesta la tenemos en Hch. 19.10 donde se nos informa que por la estadía de Pablo en Efeso, “todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús”.
La conclusión de todo lo anterior, sin querer ser dogmático ni mucho menos, es que la “carta de (desde) Laoadicea” mencionada en Col. 4.16 y la Carta a los Efesios es la misma. Esa carta pasó por Laodicea, de allí fue a Colosas y un cierto día, tal vez muy cercano en el tiempo, si antes o después no lo sabemos, los hermanos de Efeso llegaron a tener en sus manos el manuscrito o una copia de la que es en más de un respecto, la mejor carta que escribió el apóstol. Tal vez sin proponérselo, los hermanos de Efeso, hicieron algo a cambio: Le dieron su nombre a esa maravillosa epístola paulina.
Guadalajara, México julio 28, 2008
Como podéis ver, la carta Laodicea es sencillamente la carta a los Efesios, y esta carta pasó por la ciudad de Laodicea, de ahí pasó a Colosas, y de ahí a Efeso. Por consiguiente, ¡¡Pablo no escribió ninguna carta a la iglesia de Laodicea!!, porque además Pablo jamás estuvo en esa ciudad. Esto significa que ese escrito apócrifo que de repente ha aparecido por internet es absolutamente FALSO, nadie jamás en la historia ha conocido ese escrito, sino que es un puro invento de algún falsario, que intentando imitar la forma de escribir de Pablo, y haciéndose pasar por él, ha escrito esa carta falsa, con el fin de engañar a muchos.
(El tormento de los malditos judaizantes y demás apóstatas de la fe)