Por: EFE | 5:22 a.m. | 11 de Enero del 2012
El sacrificio de estos animales se ha disparado por el sabroso sabor de algunas de sus partes.
Este plato es el número uno hogares, restaurantes y chiringuitos cuando se aproximan las celebraciones del año lunar.
La estelar demanda de carne de perro, que ha reducido de manera considerable la cabaña nacional canina, ha llevado a los tratantes vietnamitas a abastecerse en países vecinos y a los matarifes a acelerar los sacrificios, según denuncian organizaciones locales comprometidas con la defensa de los animales.
"Si te mueves por las provincias del centro de Vietnam, cerca de la frontera con Laos, se puede ver de manera frecuente camiones enormes que cruzan con al menos 200 ó 300 perros enjaulados como gallinas, en cada jaula van diez animales, para abastecer a la industria de carne de perro en Vietnam", dijo Tuan Bendixxen, director de la oficina de Vietnam del grupo Animals Asia.
Según la creencia popular vietnamita el consumo de carne de este animal incrementa la salud y la longevidad, además de la temperatura corporal durante los meses de invierno, y es habitual comerla como ritual para ahuyentar la mala suerte durante los festejos para dar la bienvenida al Año Nuevo, que será el 23 de enero.
La aparición de una clase media en este país comunista ha contribuido a ampliar la clientela que demanda carne, vísceras, patas, rabo u otras partes del perro para preparar distintos guisos, a menudo condimentados con una salsa de calamar, que hasta hace unos años formaban parte del menú de solo una minoría de hogares.
"El incremento de la demanda ha hecho que muchos de los animales sean traídos ilegalmente desde otros países como Tailandia" afirma el director de la protectora de animales.
Un estudio de la universidad de Chulalongkorn, en Bangkok, estima que las redes de contrabandistas de perros que operan en regiones del norte y noreste de Tailandia sacan ilegalmente del país vecino unos 30.000 perros cada mes con la finalidad de suplir la fuerte demanda vietnamita.
Una práctica habitual entre los tratantes y contrabandistas es dar a beber a los canes grandes cantidades de agua, o introducirla mediante una pipeta hasta el estómago, antes de la transacción para que los canes pesen más y ganar un puñado extra de monedas.
Cuatro tailandeses y un vietnamita fueron detenidos a principios de agosto y acusados de tráfico de animales cuando pretendían cruzar la frontera de Tailandia con Laos con unos 2.000 perros cuyo final eran las cacerolas de casas y restaurantes de Vietnam.
Incautaciones como esta han hecho que el precio del kilo de carne de perro descuartizado haya alcanzado, antes de llegar al consumidor, un preció equivalente a los 30 dólares. "Estos miles de perros rescatados son solo la punta del iceberg del comercio ilegal entre Tailandia y Vietnam", apunta Bendixxen.
El consumo de esta carne, que carece de regulación específica del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Vietnam, ha causado numerosos casos de cólera y rabia en personas, algunos con resultado de muerte.
"Cerca del 40 por ciento de las pruebas para confirmar un diagnóstico de la rabia es a personas que no han sido mordidas por un animal y que admiten haber consumido carne de perro", afirma el doctor Heiman Wertheim, del Instituto Nacional para Infecciones y Enfermedades Tropicales de Hanoi.
La Agencia de Alimentación vietnamita ha alerta de que el país carece de medidas sanitarias para prevenir las enfermedades contagiosas que el consumo de partes de perro causa en los humanos y que esta se comercializa sin ningún tipo de control.
"Regular el comercio sería solo una solución superficial, pues se permitirá que los animales sufran", explica Jim Robinson, fundador y director general de la protectora de animales asiática. "Hemos pedido al Gobierno en varias ocasiones una reunión para tratar el asunto del comercio de la carne de perro, pero siempre hemos recibido una negativa por respuesta" comenta el director de 'Animals Asia' para Vietnam.
La organización estima que solo en Ciudad de Ho Chi Minh, antes Saigón, hay unos 175 establecimientos que incluyen en su menú diversos platos hechos con perro y que en conjunto sus clientes consumen a diario unos 350 animales.
En Filipinas, China, Indonesia, Corea del Sur y en áreas de Tailandia, con población de origen vietnamita, también se consume carne de perro, aunque los Gobiernos filipino y surcoreano han promulgado leyes para prohibir el comercio.
EFE