Al final, usted tiene la última palabra...
Seguramente han oído esta frase. Sobre todo en radio y televisión, donde presentan temas, casos, noticias, donde el emisor reserva su criterio dejándolo al espectador.
La noticia o información emitida suele ser de controversia, y el presentador muy diplomático se reserva su derecho sabiendo que podría meterlo en problemas, considerando que es medio de difusión masiva. Ya sea afectando las políticas de la empresa o influenciado negativamente el criterio de los oyentes.
Sin embargo, esta diplomática estrategia, cree su servidor, está de más mencionarla. Está de más decir: "usted tiene la última palabra". Un tema importante exige la participación de la gente, y gente activa con criterio. Casi nada. Dejar en manos del criterio de la plebe temas de formación cívica o cultural, no es inofensivo. No es inofensivo creer o no en Ovnis, chupacabras, fantasmas, duendes, política, religión, moral, etc. Cada tema es tan delicado que define la cordura de la locura, pregúntenle a un sicólogo o siquiatra.
Sabiendo que vivimos en una sociedad alienada por los medios de comunicación masiva, que los índices de analfabetismo y deserción escolar no son insignificantes, ¿qué puedo esperar del criterio del grueso de la población? Sabiendo estos irrelevantes detalles, ¿es adecuado dejar al criterio de la población, dejar a su "última palabra" la conclusión de un tema? NO. Estar bien educados marca mucho la diferencia. Esa buena educación logra menos racismo, discriminación, delincuencia, sectarismo, fanatismo, egoísmo.
Con la pena, el pueblo, el grueso, no es confiable, su palabra está acondicionada, enajenada. Decir "usted tiene la última palabra", más allá de respetar el criterio de la gente, le hace creer subliminalmente que tiene voz y voto de forma libre, responsable e informada; y de esa forma manipulada, condicionar la conducta, actitud y aptitudes de la masa, favoreciendo los intereses oligogárquicos.
La democracia es una bella falacia, un paralogismo onírico al que muchos le han sacado grandísimo provecho. Hacerle creer al pueblo que en él recae el gobierno, que es el gobierno, el gobierno supremo, le da "atole con el dedo". El grueso del pueblo es bruto, alienado, desinformado, analfabeta, poco educado... no se puede confiar en esa democracia. Quien mueve los hilos son unos cuantos, y eso es Oligarquía. Una plutocracia donde el multimillonario decide la forma de gobierno lavando cerebros a su favor. No hay democracia y si la hay, es pésima forma de gobierno.
Por el momento es muy difícil cambiar esto de tajo, es muy difícil comenzar una revolución armada ¿contra quién? Comiencen con desapendejar a su familia y sus amigos, cueste lo que cueste. No permitan que en lugar de ser una solución, sean parte del problema.
Yo hago mi parte, y estoy consciente de las enemistades y prejucios que he obtenido. Pero definitivamente, no moriré callado.
Su amigo, W