06.05.07 @ 19:05:26. Archivado en Biblia
La tradición ha presentado a Lilit como una diosa del mal, una
deidad femenina en forma de duende noctívago, demonio súcubo que visita a
los hombres por la noche, mujer poderosa emancipada del común de los
mortales y origen del mal que existe en el mundo. Lilit es un ser del
que sabemos muy poco porque casi nadie ha querido investigar por temor y
por el misterio que a lo largo de la historia ha producido su imagen.
Lilit pertenece a esos personajes que encontramos en las leyendas
más antiguas. Su semblante se ha ido transmitiendo a través de las
generaciones de forma oral, haciéndose presente en la literatura
primitiva y en las esculturas más antiguas.
No sabemos en qué momento podríamos situar el origen de sus
leyendas ni su procedencia, pero una de las representaciones gráficas
más antiguas de Lilit la encontramos en una terracota de origen sumerio
del 2000 a.C. en donde se representa a una mujer hermosa, desnuda, de
pelo largo, con alas, con garras en lugar de pies y rodeada de búhos y
lechuzas. De esa misma época es el primer escrito que ha llegado hasta
nosotros en donde se habla de ella, “La Epopeya de Gilgamés”. A partir
de este momento y hasta nuestros días, Lilit estará presente en todos
los acontecimientos más importantes de la humanidad, en sus tradiciones,
mitos y leyendas. El arte, la pintura y la escultura, han representado a
Lilit de muy diferentes maneras pero siempre con forma de mujer
relacionada con los orígenes de todos los males.
La mitología mesopotámica presentaba a Lilit como una especie de
genio o demonio con cabeza y cuerpo de mujer, dotada de alas y
extremidades inferiores de pájaro, viviendo escondida en el desierto en
donde atacaba a los seres humanos, como un demonio nocturno, duende
noctívago que originariamente controlaba el viento y las tempestades.
Leyenda viva:
El tiempo que duró el exilio del pueblo de Israel en Babilonia (570-539
a.C.) fue el de mayor creación literaria de la Biblia. Más de la mitad
del Antiguo Testamento fue redactado por los israelitas que permanecían
en la cautividad. La influencia de las tradiciones del imperio
babilónico y las culturas mesopotámicas tuvo su reflejo en la redacción
de los textos bíblicos. Los relatos de la creación del libro del
Génesis, por poner un ejemplo, tienen su origen en mitos y leyendas
babilónicas como la Epopeya de Gilgamés, el Enuma Elish, las leyendas de
Sargón y otros poemas sobre los orígenes del mundo.
La referencia más antigua que conocemos de Lilit la encontramos en
el prólogo de la Epopeya de Gilgamés, texto babilonico del 2000-1900
a.C. En ella leemos: Una serpiente que no podía ser dominada anidó en
las raíces del árbol llamado Huluppu. El pájaro Anzu colocó a su
polluelo en las ramas del árbol y Lilit, la luna negra, construyó su
hogar en el tronco. Aquel árbol era el que cuidaba la diosa Inana para
hacerse una cama con su madera. Al escuchar la queja de Inana, Gilgamés
mató al dragón con un hacha y su escudo de bronce. El pájaro voló a las
montañas con su polluelo, mientras que Lilit, llena de miedo, rompió su
casa y escapó al desierto.
Lilit aparece en los escritos judíos de la Biblia como el origen
del mal. La literatura del Antiguo Testamento -Biblia Hebrea- conserva
una única alusión a su figura. El libro del profeta Isaías sitúa a Lilit
en la descripción de los lugares de perdición, viviendo entre las
ruinas del desierto, acompañada de sátiros y animales. Sus rasgos son
los de un búho o una lechuza y es presentada como ave de la noche: Allí
se darán cita chacales y hienas, y los sátiros se llamarán unos a otros;
también allí Lilit descansará y hallará para sí un lugar de reposo (Is
34,14). El profeta bíblico antepone a Lilit entre el grupo de aves o
pájaros que buscan un sitio en donde encontrar reposo. Isaías tiene un
especial interés por borrar cualquier recuerdo que se refiera a los
orígenes del hombre y presenta a Lilit como un demonio hembra que
espanta a los habitantes de Edom (la tierra de Idumea, el desierto del
Arabá que une el Mar Muerto con el Mar Rojo), como uno de los muchos
demonios que establecen su morada en el campo del desierto maldecido por
Dios. En escritos apócrifos judíos como el Testamento de Salomón, en el
Talmud y en la literatura rabínica volvemos a encontrarnos con la
imagen de Lilit relacionada con el origen del mal. Para los rabinos,
Lilit es consorte del demonio Samael con el que engendra cientos de
demonios y vive convertida en la Señora del mal.
La esposa de Adán:
Según la literatura Rabínica y la Cábala, Lilit fue la primera esposa
de Adán, antes que Eva. La leyenda judía dice que Lilit había sido
creada por Dios con barro de la tierra al mismo tiempo que Adán, a
diferencia de Eva que había sido creada a partir de la costilla de Adán.
Por esta razón Lilit y Adán gozaban del mismo status social y vivían en
plena igualdad. Lilit había dormido con Adán y engendrado a Shendim,
Linin y Ruchin. Pero un día Lilit no aceptó servir más a Adán y se
escapó del jardín del Edén. Al parecer, la principal discrepancia entre
Adán y Lilit se presentaba cuando él quería acostarse con ella y le
exigía ponerse debajo, lo que Lilit consideraba una ofensa por ser su
igual. Ella abandonó el jardín del Edén para refugiarse en el desierto.
Adán se quejó a Dios diciendole que su mujer lo había abandonado y Dios
envió a sus ángeles para intentar hacerle cambiar de opinión y regresara
al jardín. Los ángeles de Dios, Senoy, Sansenoy y Semangeloph, fueron a
buscarla, recorrieron toda la tierra y al final la encontraron en el
Mar Rojo, en la región en donde habitaban los demonios lascivos.
Intentaron disuadirla para que volviera con Adán pero ella rehusó volver
junto a su esposo y quedó viviendo como un demonio que injuriaba a los
recién nacidos. Dios maldijo a Lilit haciendo que todos los hijos que
engendrara muriesen. Ella pariría hasta cien hijos al día con grandes
dolores de parto.
Por esta razón Dios sacó a Eva de una costilla de Adán y cambió la
primigenia igualdad por la sumisión de la mujer a su marido instaurada
desde el orden divino. Después Lilit se dedicó a seducir a los hijos de
Adán y Eva, tuvo hijos con demonios y los devoraba, y que se convirtió
en la serpiente que sedujo a la propia Eva.
El primer vampiro:
Oras tradiciones también han identificado a Lilit con la primera
vampiresa o la primera mujer que se transforma los días de luna llena en
aquel ser animal que ataca por las noches a los varones con el fin de
convertirlos en adeptos de su doctrina y en caballeros de su ejército
del mal. Los clásicos literarios de la vampirología sitúan a Lilit como
la madre de todos los vampiros y la institutriz de las nuevas
generaciones que perpetúan el encargo de sobrevivir a costa de la sangre
de los demás.
La luna negra:
En astrología hablar de luna negra equivale a entrar en uno de los
mundos más misteriosos, terroríficos y hasta macabros. La luna negra
todavía sigue siendo evitada a la hora de hablar de astronomía y
astrología por razones desconocidas, por prejuicios injustificados o,
simplemente, por un desconocimiento mezclado con creencias tradicionales
poco fiables. Hablar de la luna negra tiene, por denominación, un
contenido negativo que está relacionado, sobre todo, con el color de la
tiniebla o de la apocalíptica astral. Sin embargo, la luna negra es una
de las representaciones más elogiosas que se han hecho de Lilit, un
personaje que está a caballo entre la mitología antigua y la teología
surgida de la tradición bíblica.
La noche hebrea (Laila) que aparece en el Antiguo Testamento tiene
su origen en el nombre de la divinidad babilónica Lilit. La misma
etimología del nombre (Lilit) está relacionada con el vocablo hebreo de
la noche (Laila). Para los babilonios, Lilit era un demonio femenino que
aparecía por las noches, un demonio nocturno, un duende noctívago que
controlaba el viento y los temporales. Su figura está presente en
diferentes leyendas. En unas ocasiones aparecía como un ser agresivo que
vivía en el desierto y que atacaba a los humanos que se acercaban a
ella. En otras leyendas era simplemente un demonio hembra que perseguía a
los habitantes de Edom. Todas estas leyendas hablaban de la existencia
de dos influencias que determinaban la vida y la muerte de las personas,
en donde residía el origen del bien y del mal. Aquel dualismo
filosófico se centraba en la existencia de dos lunas: La luna blanca y
la luna negra. En ellas estaban representadas las fuerzas femeninas de
la sexualidad y de la maternidad. De ellas dependían el nacimiento de
los niños, el florecimiento de los campos, el desarrollo de las cosechas
y, en definitiva, la vida misma. Todo dependía de la luna. La luna
blanca y la luna negra eran los polos (positivo y negativo) de la
creación y del poder. La felicidad, el amor, la vida y el bienestar
dependían de la luna blanca mientras que el dolor, la guerra, la muerte y
el mal dependían de la luna negra. La primera se identificó con el sol y
la segunda con la luna nocturna. Una de las leyendas más influyentes
definió el polo negativo como la sombra de la luna blanca a la que llamó
Lilit.
Demonio apocalíptico:
El origen astronómico de Lilit en las leyendas babilónicas hizo que el
pueblo de Israel en el momento de la formación de los mitos de la
creación y de los orígenes del ser humano del Génesis se viese
influenciado por la cosmología babilónica y por leyendas como la de
Lilit. Aquel ser identificado como la luna negra se introdujo en la
tradición del pueblo hebreo y en la cultura bíblica convirtiéndose en
uno de los eslabones más representativos de la apocalíptica judía que
llegó hasta la literatura intertestamentaria de la época del Segundo
Templo y, por tanto, hasta los tiempos de Jesús.
En el libro de los “Cánticos del Sabio” encontrado entre los
manuscritos del Mar Muerto, tenemos las fórmulas apocalípticas que
utilizaban los hombres de Qumrán para ahuyentar a los demonios a través
de una liturgia en forma de exorcismo. En uno de los ritos cultuales
los hombres de Qumrán dirigían su oración de petición a Dios diciendo: Y
yo, el Instructor, proclamo la majestad de su esplendor a fin de
asustar y aterrorizar a todos los espíritus de los ángeles destructores y
los espíritus bastardos, demonios, Lilit, búhos y chacales (4Q510,4-5).
Señora de la lujuria:
Lilit, junto a Isis y Gello, pertenece al trío de miradas a la
oscuridad que podemos ver cuando se dan cita el carácter religioso con
el poder de la autoridad. Las tres pertenecen al mismo grupo de mujeres
que que se oponen al plan divino trazado desde los orígenes. Este hecho
hizo que Lilit, que hasta ese momento se había identificado con la luna
negra, adquiriese todo tipo de manifestaciones y representaciones
gráficas.
La imagen de Lilit como una mujer hermosa, cautivadora y seductora
se convierte en el antitipo de la castidad y en el prototipo de la
señora de la lujuria y el desenfreno. Ella es el talismán de la censura
sexual, de lo escondido y prohibido.
Las leyendas y cuentos sobre Lilit se han ido transmitiendo a lo
largo de la historia a través de múltiples versiones. Desde su presencia
en los escritos más antiguos hasta las más recientes creaciones
literarias, artísticas y cinematográficas se han preocupado -de manera
inconsciente- de mantener viva la pervivencia de aquella mujer que sale
de la oscuridad de la noche para convertirse en el desvelo de todos los
hombres que encuentra a su paso durmiendo.
Los hechizos más antiguos han incorporado a sus letanías el
recuerdo a Lilit como la diosa y señora de la lujuria y la perversión.
Todo esto ha hecho que su figura fuera adquiriendo una imagen de trazos
sexuales cada vez más definidos. Hoy hablar de Lilit es hablar de un
tipo de magia y brujería que hay que enmarcar en el ámbito de la
sexualidad como ejercicio del desenfreno y como satisfacción de los
placeres prohibidos. Por esa razón numerosos grupos han manipulado la
imagen de Lilit como patrona de determinados movimientos lésbicos. Sin
embargo, otros grupos se han identificado con los placeres sexuales de
Lilit con hombres y mujeres y han hecho de ella el mejor punto de
referencia de grupos y movimientos bisexuales.
Símbolo de la igualdad:
La imagen de Lilit como una mujer emancipada, que se negaba a realizar
el acto sexual debajo y a someterse a los criterios del varón, se ha
convertido en uno de los símbolos más actuales en las sociedades
occidentales para determinados grupos y movimiento feministas. Su
oposición a vivir bajo la imposición de una cultura patriarcal y
machista ha llevado a Lilit a encabezar una guerra permanente en contra
del varón, dispuesta a rechazar la propia maternidad, a negarse a
engendrar o, simplemente, a luchar por una sexualidad libre, ambigua e
indiferente.
En la actualidad, el antiguo mito hebreo de Lilit se ha visto
actualizado a través de la imagen de la nueva mujer que ya no se siente
identificada con las representaciones heredadas de las generaciones
anteriores. Hoy Lilit no parece estar tan vinculada a las antiguas
leyendas sacadas de Babilonia, de la literatura bíblica o de las
narraciones antiguas sino que se ha convertido en un símbolo de la mujer
emancipada, en paradigma de la igualdad entre el hombre y la mujer, y
en patrimonio de una sociedad que camina hacia el verdadero
reconocimiento de los derechos de todos los seres humanos.
Tal vez la nueva Lilit no sea otra cosa que la visión actual, con
nuevos ojos y desde otras perspectivas, de la Luna Negra que sigue
siendo la misma de siempre y haciéndose presente, cada cierto tiempo, en
medio de nosotros.