Romanos 9:5
Pasaje problemático para arrianos y unitarios
por Pablo Santomauro
“De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”. (Romanos 9:5 – RV1960)
Este es el texto más discutido en el tema de la deidad de Cristo. La razón por la cual es controversial es porque si el texto es una doxología a Cristo, entonces Jesús no sólo es llamado Dios, sino que además es adorado como Dios.
Lo que hace perder la compostura a los antitrinitarios es el factor doxológico. Una doxología es un claro acto de adoración a la verdadera Deidad. Por lo tanto, una doxología a Cristo como Dios es equivalente, nada más ni nada menos, que un acto de adoración al único Dios verdadero. Es por esto que este texto creó una tormenta de críticas en el siglo 19 por parte de los liberales.
Hoy, la mayoría de los comentaristas, lingüistas, exégetas, etc., han llegado a la conclusión de que Romanos 9:5 es una doxología a Cristo como Dios. Si la frase hubiera sido encontrada en los textos de un escritor secular del primer o segundo siglo, no hubiera hoy ninguna controversia en cuanto a su traducción ni puntuación.
En su desesperado intento de atemperar la fuerza del pasaje, las sectas arrianas y los socinianos, así como los liberales, han hecho aeróbicos con las palabras y las puntuaciones del verso. En algunos casos han puesto un punto luego de “Cristo” y reposicionado “Dios”: “…vino Cristo. Dios, el cual es sobre todas las cosas sea bendito por los siglos”. También han puesto el punto luego de la frase “sobre todas las cosas”, seguido por “Dios sea bendito por los siglos”. Los Testigos de Jehová ponen dos puntos luego de “carne”, y continúan con “Dios, que está sobre todos …”. Todos estos malabarismos tienen el propósito de hacer aparecer la doxología de Pablo como dirigida a Dios Padre, no a Jesucristo.
Canon Liddon, en sus lecturas Bampton de Oxford, señala que la traducción común (el cual es Dios …) es la interpretación natural del pasaje (H.P. Liddon, The Divinity of Our Lord Jesus and Savior Jesus Christ, Minneapolis, 1978 reprint of 1897 Edition. 317). Liddon afirma que si el pasaje hubiera sido encontrado en los escritos de un autor que no fuera cristiano, pocos críticos hubieran pasado por alto la antítesis presente (carne y Dios). La traducción más correcta sería entonces:
“… y de los cuales, en lo que a la naturaleza humana atañe, es el Mesías, quien es soberano sobre todas las cosas, Dios bendito por siempre. Amén”.
Lo que los antitrinitarios hacen, es atentar contra la esencia y la estructura del pasaje, o sea, destruyen la antítesis y empobrecen el clímax de todo el pasaje. Lo hacen cortando la doxología de la cláusula que le precede, y convirtiéndola en una alabanza independiente a Dios Padre.
Tanto arrianos como liberales evitan reconocer que la base sobre la que descansa el texto es la naturaleza dual del Mesías. William Hendriksen, en su comentario de Romanos, p. 315, dice que todo en el contexto conduce al clímax apropiado. De los patriarcas, Cristo deriva su naturaleza humana. El era un judío. Esto debía ser un motivo de gozo y satisfacción para los judíos. El apóstol no demora en agregar que Jesús es mucho más que un judío. Si bien tiene una naturaleza humana, también tiene una divina. ¡Es Dios! ¡Pablo está confesando la Deidad de Cristo!
A.T. Robertson (no cristiano) escribe:
“Esta es una clara declaración de la deidad de Cristo luego de luego de la adquisición de su humanidad. Esta es la forma natural y obvia de puntualizar la cláusula. Parar en seco después de “sarka”, y comenzar otra cláusula en la doxología, es abrupto y aberrante. Ver Hechos 20:28 y Tito 2:13 por el uso que hace Pablo de “theos” aplicado a Cristo. (A. T. Robertson, Word Studies, 4:381)
La traducción de la RV1960 es la correcta por las siguientes razones:
1) El Mesías era llamado Dios en el período intertestamental en la literatura judía. Por consiguiente es correcto que Pablo, de acuerdo con el pensamiento contemporaneo judío, se refiera al Mesías como Dios.
2) Existe un claro contraste entre las naturalezas humana y divina del Mesías. Era judío según la carne y también el Rey del universo, y por lo tanto, Dios bendito por siempre.
3) Las palabras “el cual es” tienen que referirse gramaticalmente al antecedente inmediato. Este antecedente es Cristo. Las reglas gramaticales no admiten otra determinación. Desde el punto de vista gramatical es la mejor lectura.
4) Ni una sola vez, ni Pablo ni nadie más, insertaron una doxología dentro de un texto sin introducir primero a la Persona que era objeto de la doxología.
5) Cuando Pablo insertaba una doxología al Padre, primero presentaba al Padre en el texto, antes de dar la doxología. En Romanos 9:5, el Padre nunca es presentado.
6) La palabras “bendito por los siglos” se refieren al que es sobre todas las cosas. Era la costumbre de Pablo referirse a Cristo como el Señor de todas las cosas (Rom. 10:12; 14:9; Ef. 1: 20-23; Fil. 2: 9-11, etc.). En verdad, Pablo creía que fue Cristo el que creó y el que sustenta todas las cosas con su poder (Col. 1:16-17).
7) Pablo no dejó de dictar a Tercio (su escribano) en la palabra “cosas”, hizo una pausa, se tomó un cafecito, y luego miró al cielo y exclamó: “Bendito por los siglos. Amén”.
8) El testimonio de la iglesia primitiva favorece la interpretación ortodoxa del texto. Los antiguos comentaristas como Alford, Godet, y otros modernos como Faccio, demuestran que los padres de la Iglesia aplicaban Romanos 9:5 a Cristo, no al Padre.
9) El hecho de que los antitrinitarios modernos hayan llegado a re-escribir el texto griego, a re-posicionar las palabras e inventar puntuaciones, sin ninguna evidencia de los manuscritos, sólo muestra qué efecto tan desvastador tiene Romanos 9:5 sobre su sistema de creencia.
El impacto de los puntos expuestos anulan la necesidad de una conclusión de parte nuestra. Sólo reiteremos que Romanos 9:5 es tan conclusivo que los antitrinitarios no tienen más remedio que hacer todo tipo de acrobacias para poder escaparse del atolladero. ¡Jesús es Dios!