Hechos XVII, 1-4: “Atravesando
Anfípolis y Apolonia llegaron a Tesalónica donde los judíos tenían una
sinagoga. Pablo, según su costumbre, se dirigió a ellos y durante tres
sábados discutió con ellos basándose en las Escrituras, explicándolas y
probando que Cristo tenía que padecer y resucitar de entre los muertos, y
que ‘este Cristo es Jesús, a quien yo os anuncio’. Algunos de ellos se
convencieron y se unieron a Pablo y Silas como una gran multitud de
griegos que adoraban a Dios y no pocas de la mujeres principales”.
10-12: “Inmediatamente, los
hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos,
habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran
más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra
con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si
estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres
griegas de distinción, y no pocos hombres”.
Esos Judíos indagaban en el TANAJ para verificar si lo
que decían los Apóstoles era cierto, allí también estaba Pablo.. y esos Judíos
no hallaron merito para despreciar esa nueva doctrina; pero en nuestros días se
levantan remedos de Judíos que encuentran todo tipo de argumentos para rechazar
ese mismo evangelio que aceptaron sin protesta los conocedores del AT.
Ojo .. esos judíos no buscaban los mandatos de la Tora,
sino que indagaban las profecías sobre el Mesias para verificar si correspondía al que
les estaban predicando.
El problema para nuestros días es que esos apóstoles ya no están, para que podamos oírlos,
pero en su lugar tenemos escritos sobre lo que hicieron y dijeron, incluso
escritos sobre el ministerio del Señor.
No veo problema en aceptar lo escrito por los apóstoles y
los primeros cristianos como el soporte de nuestra –Fe, si su doctrina no fue
rechazada por los verdaderos Judios porqué hemos de hacerlo nosotros?.