Nada de lo que dijo Jesús constituía blasfemia y menos delante de Roma que no tenía tipificado ese delito; pero Caifás se hizo en los pantalones cuando Jesús aseguró que “desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” El sumo sacerdote cambia la acusación delante de Pilato porque era su buen amigo, y ya le había dejado saber la razón por la que la clase dirigente judía quería matarle. Por esto luego lo señala como agitador en contra de los intereses del Cesar en aquella región, para darle un motivo que pudiera sentenciar a Jesús a la pena capital. Sin embargo los señalamientos de sedición no bastaron para Pilato, porque estaba influenciado por su mujer, como lo recuerda Elias711; y porque debían reunirse pruebas suficientes según el derecho romano para condenar a Jesús, y esa fue la circunstancia que aprovechó Pilato para enviar a Jesús delante de Herodes.

Es cierto que Jesús fue recibido como si fuera un rey de su época en la entrada triunfal a Jerusalén montado en un asno; porque los judíos salieron a recibirle en un ambiente de auténtica fiesta, convencidos por la resurrección de Lázaro que recibían al Mesías, y a muchos de estos los movía una esperanza en términos nacionalistas, porque aspiraban a un rey guerrero, lo demuestra el mismo hecho que salieron a su recorrido para cantarle el Salmo 118.25,26 esperando a su libertador y así le decían “hosanna” y “salve”.

Pilato era el representante del Cesar, ese es su rol en este simulacro de juicio realizado en la provincia romana de Judea, los cristianos reconocemos este contexto histórico, y el profético también, puesto que había sido anunciado en las profecías mesiánicas, que los principales de varias naciones se aliarían para matar al Mesías. Nadie negó que Jesús tuviera derecho al trono de Israel, y Pilato como todos sabían de sobra su linaje davídico; por algo ya había sido recibido como un rey de la época; fue recibido en parusía, salieron a las afueras de la ciudad haciéndole calle de honor y con cantos de victoria. Por esto es Pilato quien se lava las manos y hace la inscripción en la cruz “Jesús nazareno rey de los judíos”, y no la cambia a pesar de las quejas de Caifás.

Jesús había sido llevado delante de Herodes por la declaración que hace Caifás, diciendo que la revuelta de Jesús comienza en Galilea, provincia que estaba gobernada por la dinastía de los edomitas hechos judíos. Ese era el procedimiento que debía hacer el procurador romano precisamente porque representaba al Cesar y a su imperio donde era de trascendencia el Derecho romano.

Finalmente se unen los príncipes de las naciones para matar a Jesús según se registraba en la profecía mesiánica; Caifás y la clase dirigente judía, Pilato como principal de Roma en la región, y Herodes un edomita de padre y madre.

18:38 Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.
18:39 Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?
18:40 Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón.