He aquí la escena o el acontecimiento previo a los 144,000 (Apo 7:2-3):
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Luego vi a otro ángel que venía del oriente y que traía la marca del Dios viviente. Este ángel gritó a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de hacer daño a la tierra y al mar. 3 Les decía: «¡Todavía no hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que les pongamos una señal en la frente a todos los que sirven a nuestro Dios!»
DISCURSO DE URBANO II - CONVOCATORIA PARA LA PRIMERA CRUZADA (1096-1999 d.C.)
Hemos escuchado el mensaje de los cristianos de Oriente. Nos describe la lamentable situación de Jerusalén y del pueblo de Dios. Nos relata cómo la ciudad del Rey de Reyes, que trasmitió la fe pura a todas las otras ciudades, fue obligada a pagar tributo a las supersticiones paganas....
Una victoriosa impiedad ha cubierto las tierras más fértiles de Asia de tinieblas. Las ciudades de Antioquía, Éfeso y Nicea ya han sido tomadas por los musulmanes. Las hordas bárbaras de los Turcos han colocado sus estandartes en las mismas fronteras de Helesponto[donde el mar Egeo se reúne con el Mar de Marmara], donde amenazan a todas las naciones cristianas. Si el único Dios verdadero no contiene su triunfante marcha, armando a sus hijos, ¿qué nación, qué reino podrá cerrarles a ellos las puertas de Oriente?.
Guerreros que escucháis mi voz, vosotros que iréis a la guerra, regocijaos, porque estáis tomando una guerra legítima… Armaos con la espada de los Macabeos e id a defender la casa de Israel que es la hija del Señor de los Ejércitos.
No os quedéis cobardemente en vuestros hogares con los afectos y sentimientos profanos. Soldados de Dios, no escuchéis nada sino los lamentos de Dios. Romped todos vuestros lazos terrenales y recordad que el Señor dijo: ‘El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí… Y todo aquel que abandone sus casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o tierras por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna.
He aquí que hoy se cumple en vosotros la promesa del Señor que dijo que donde sus discípulos se reúnen en su nombre, Él estará en medio de ellos. Si el Salvador del mundo está ahora entre vosotros, si fue Él quien inspiró lo que yo acabo de escuchar, fue Él quien ha sacado de vosotros este grito de guerra, ‘¡Dios lo quiere!,’ y dejó que fuese lanzado en todas partes como testigos de la presencia del Señor Dios de los Ejércitos!
Es el mismo Jesucristo que deja su Sepulcro y os presenta su Cruz. Será el signo que unirá a los hijos dispersos de Israel. Levantadla sobre vuestros hombros y colocadla en vuestros pechos. Que brille en vuestras armas y banderas. Que sea para vosotros la recompensa de la victoria o la palma del martirio. Será un incesante recordatorio de que Nuestro Señor murió por nosotros y que debemos morir por Él.
S.S. Urbano II: Discurso del Romano Pontífice en el Concilio de Clermont, noviembre de 1095, convocando la Primera Cruzada, ante más de 200 Arzobispos y Obispos, 4.000 eclesiásticos y 30.000 legos.
Roberto II de Normandía lucha contra los musulmanes durante el Sitio de Antioquía (1097-1098).