² Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;

³ y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.

⁴ Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

⁵ Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

⁶ Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.

 

 

 

 

 

⁴⁹ Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?

⁵⁰ De un bautismo tengo que ser bautizado;^I)'> y !cómo me angustio hasta que se cumpla!

⁵¹ ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión.

⁵² Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres.

⁵³ Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.^J)'>

 

Esos rumores de guerra y muertes a lo largo de la historia, es la pelas de reino contra reino (bien y mal), hasta que las naciones sepan que hubo hace 2,000 años un hombre llamado Jesús, y nos reveló la verdad oculta por siglos. Primero se debe separar la mala hierba (cizaña) del trigo, esa es la división. Luego levantar la cosecha. Ser paciente, eso es para acabar con la maldad que por años ha contaminado al mundo, y no llevarse a los justos y fieles a perdición.

 

Parábola del trigo y la cizaña

²⁴ Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

²⁵ pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

²⁶ Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

²⁷ Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?

²⁸ El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?

²⁹ El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.

³⁰ Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.