El perdón y la conciencia superior
¿Sabes perdonar? ¿Qué es perdonar? ¿Sabes pedir perdón? ¿Para qué sirve el perdón?
Antecedentes, es bueno saber que...
Atrición: arrepentimiento imperfecto. El
defecto consiste en arrepentirse por el temor al castigo. (El término
es medieval y de origen católico-tomista).
Generalmente el arrepentido manifiesta
su atrición huyendo de la pena, con indiferencia, con subestimación.
Pero muestra rasgos inconfundibles, y a la vez contradictorios, de su
arrepentimiento. No suelen pedir perdón de forma natural. Si llegaran a
hacerlo, lo hacen cabizbajos y quizá sin aparente convicción.
Contrición: arrepentimiento perfecto. El arrepentimiento es por amor, por el dolo que causa haber provocado algún mal.
Aunque en muchas ocasiones, el ofensor
avergonzado por su acto, se agazapa temporalmente, no suele pasar de
días, incluso horas, para que "cabeza arriba", busque al ofendido y pida
el perdón de forma verbal, y actúe con hechos representativos, como
compenzación de su mal obrar.
Los mecanismos de defensa son muy
reconocibles para el buen observador. La idea de la contrición, vista
como un entrenamiento espiritual, es la superación de los mecanismos
negativos en la personalidad de los individuos, ante la crisis que
afecta la socialización efectiva.
Las conciencias infrahumanas: no
se arrepienten, no tienen remordimientos, no piden perdón. Si lo
llegasen hacer, es de forma cínica y disimulada, con algúna intención
alevosa posterior. Generalmente, si no todos, son casos patológicos de
sociopatía, que disfrutan el sadismo, o son indiferentes ante él. Los
casos menos expresivos, se confunden fácilmente entre el común, y son
aquellos que incoscientemente tienen repremido su deseo misantrópico.
Las conciencias humanas: se arrepienten, pero no saben pedir perdón (atrición). No saben perdonar.
Suelen conformarse y creer de
suficiente, solo pedir oralmente el perdón, y no se esfuerzan en
manifestarlo con hechos. Suele ser perceptible su inauténtica solicitud o
hechos, para ser disculpados. Puede ser notable que lo hacen de forma
forzada, y hasta casi convencidos que su error no amerita tal esfuerzo,
"que no es para tanto". Subestiman al ofendido, su empatía es
imperfecta.
El orgullo es una variable que afecta la
efectiva contrición. Otro factor suele ser una conciencia poco educada
en el arte de la socialización. Y en el peor de los casos, al igual que
los anteriores, son entes que nacen defectuosos, carentes del don del
arrepentiemiento, su capacidad intelectual es discapacitada en este
talento.
No saben perdonar. Cuando son ofendidos,
generalmente otorgan el perdón, sin embargo, ocultan un rencor
disimulado de forma perpetua. Salvo que logren por algún mecanismo
entender la contrición o atrición del solicitante. Si el ofensor no
solicita indulgencia, el ofendido jamás perdonará, pues está convicto
que es obligación del agresor, pedir disculpas y demostrarlo.
No se perdonan así mismos. Aún cuando
son excusados genuinamente, suelen cargar con la inercia de la culpa.
Esto los hace dependientes del ofendido y constantemente timoratos de
fallarle nuevamente. En muchos casos se hacen hipocondriacos del error,
creyendo que fallan en todo, y pidiendo perdón de todo, por más tonto
que sea el supuesto agravio, y lógicamente restándole valor al verbo.
Los hace sumisos y timoratos, rayando en la humillación y
autoesclavitud.
En otros casos, ese temor de dañar al
prójimo estimado, hace que el individuo se aleje, pues considera
"lógicamente", que con tal acción, seguramente será imposible causar
daños. Aunque esto es cierto por su lógica, es incorrecto en cuanto a su
ética, socialización y civilización, pues demuestra su carente gracia
intelectual, al no sintetizar la sinergia o plusvalía de perdonarse.
Este tipo de conciencia, confunde
"perdonar" con "olvidar", como si la memoria fuera una opción para la
gente. Perdonar no significa olvidar, sino eliminar el rencor y
sentimientos de venganza.
La conciencia suprahumana: no sabe perdonar, y evita el arrepentimiento.
¿Que no sabe perdonar? No, porque no lo
requiere. No necesita que se le pida perdón. Esta consciente de la
naturaleza humana, de sus limitaciones intelectuales y sentimentales, de
su imperfección. Sabe que es inútil estar culpando, estar enojado. Esto
no implica que no sienta ira en algún momento o sentimiento de
venganza, pero lo supera de inmediato que no necesita perdonar. No
olvida, pues aprende de la experiencia, y evita caer nuevamente en el
mismo error con las mismas personas.
El autoindultarse es esencial.
Los hechos son la manifestación rotunda de la contrición.
Evita por todas formas causar daños,
meterse en problemas personales; no hay necesidad de pedir perdón si se
sabe como evadir el agravio. La sinergia es mucho más eficiente y
eudemonista al saber cómo no causar problemas personales. Si son
familiares o amigos, sabe reconocer lo que les gusta y disgusta, para
adelantarse a lo que les agrada y cohibir lo desagradable.
Reconoce el promedio moral de una
sociedad y su conciencia, de tal forma que puede usar una conducta
formal o estándar y evitar malestares sociales imprudentes o bastardos.
Y tú, ¿cómo reaccionas?
La solución por excelencia de muchísimos problemas, es haberlos evitado.
¿Quieres aprehender a perdonar o pedir perdón? Pregúntale a tu perro.
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