DIOS Y EL DIABLO
Los judíos no creen en el Diablo. Para ellos, su dios Jehová es también su Diablo. La distinción entre Jehová bueno y Satán malo la hicieron los cristianos y luego los mahometanos, pues es ajena al judaísmo. Para los judíos, si Jehová estaba de buen humor las cosas iban bien y si estaba enojado ocurría el mal. Su dios era el artífice tanto del Bien como del Mal, y su ira y sus celos podían provocar desastres como el Diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra, las plagas de Egipto, la ira de Dios contra el faraón egipcio cuando este se entregó a la carnalidad con Sara la esposa de Abraham, el cautiverio de Babilonia, la historia de Job, etc. Todas las desgracias eran producto de la ira de Dios.
Pero este concepto era muy difícil de entender por los arios europeos. Para ellos un mismo dios no podía ser origen del Bien y del Mal simultáneamente. Los paganos siempre crearon una dicotomía maniqueísta donde había dioses del Bien y del Mal; Odin y Loki entre los nórdicos, Osiris y Set entre los egipcios, Ahura Mazda y Ahrimán entre los persas, Budas y Maras entre los budistas, Lucifer y el Demiurgo entre los gnósticos, etc.
Esta dicotomía de dioses entre el Bien y el Mal, incomprensible para los judíos de aquel entonces que sólo tenían un dios, y por ende, sólo un origen del Bien y del Mal, sería luego adaptada por los cristianos del paganismo dando nacimiento a la creencia en un Dios Jehová, absolutamente bueno y causa de todo Bien y un demonio Satán, absolutamente malo y causa de todo Mal; un dios del Bien y un dios del Mal.
Por supuesto que los cristianos identificaron a su nuevo dios del Mal, Satán, con el Lucifer ario por ser éste enemigo del Demiurgo, el dios Jehová cristiano. Pero en realidad Jehová y Satán eran la misma entidad. Los cristianos, cuando reniegan de Satán, lo hacen equivocadamente pues Satán es el mismo dios judío Jehová. Jehová y Satán son dos caras de la misma moneda, dos manifestaciones del mismo dios. Algo que los mismos judíos siempre han sabido.
Porque Satán es el Set egipcio, el Mara budista, el Loki nórdico, el Ahrimán persa, el Saturno romano, el Cronos griego, etc., que a su vez es el mismo Demiurgo mencionado por el platonismo y el gnosticismo identificado por el sabio Marción como el dios del Antiguo Testamento, el dios judío. Esta dicotomía se manifestó a lo largo de la historia con las diferentes herejías cristianas como el marcionismo, el simonismo, el maniqueísmo, el catarismo, el bogomilismo y el priscilianismo, entre otros.