Una de las mayores invenciones de la poderosa mente humana ha sido el mundo espiritual, en el que fantasmas de los fallecidos y espíritus variados supuestamente campaban a sus anchas favoreciendo unas veces a los humano mientras que en otras ocasionaban severos perjuicios a quienes les molestaban.
Y una de las manifestaciones más famosas a lo largo del tiempo de este particular mundo inmaterial han sido las experiencias extracorpóreas y los famosos viajes astrales, en donde ciertos individuos aseguraban poder abandonar su cuerpo material. Pues bien, estudios como el recientemente publicado por parte de unos investigadores canadienses ayudan a entender como aparecen estos fenómenos paranormales.
Resulta que una joven aseguraba que era capaz de salir de cuerpo sin dificultad alguna varias veces al día y vagar por el más allá mientras podía observarse tumbada en la cama. Y parece ser que llevaba tanto tiempo realizando estas proezas que desde niña suponía que ello era de lo más normal y que todo el mundo podía viajar como ella por el éter espiritual. Vamos que pasaba más tiempo fuera que dentro de su cuerpo.
Al final los médicos que estudiaban su caso le practicaron resonancias magnéticas funcionales descubriendo (como no podía ser de otra manera) que las visiones eran debidas a un malfuncionamiento de su cerebro, que producía esas poderosas alucinaciones.
Y así, poco a poco la ciencia va encontrando que las causas materiales objetivas de las posesiones demoniacas, los poderes chamánicos o los efectos paranormales son siempre debidas a diversos tipos de enfermedades que pueden ser en muchos casos solventados o paliados con los tratamientos médicos adecuados, dejando descarnadamente en evidencia a exorcistas, chamanes y demás mediadores de lo inmaterial que quedan así al descubierto tal y como son, una ignorante mezcla de alucinados y estafadores a partes iguales.
Resulta que una joven aseguraba que era capaz de salir de cuerpo sin dificultad alguna varias veces al día y vagar por el más allá mientras podía observarse tumbada en la cama. Y parece ser que llevaba tanto tiempo realizando estas proezas que desde niña suponía que ello era de lo más normal y que todo el mundo podía viajar como ella por el éter espiritual. Vamos que pasaba más tiempo fuera que dentro de su cuerpo.
Al final los médicos que estudiaban su caso le practicaron resonancias magnéticas funcionales descubriendo (como no podía ser de otra manera) que las visiones eran debidas a un malfuncionamiento de su cerebro, que producía esas poderosas alucinaciones.
Y así, poco a poco la ciencia va encontrando que las causas materiales objetivas de las posesiones demoniacas, los poderes chamánicos o los efectos paranormales son siempre debidas a diversos tipos de enfermedades que pueden ser en muchos casos solventados o paliados con los tratamientos médicos adecuados, dejando descarnadamente en evidencia a exorcistas, chamanes y demás mediadores de lo inmaterial que quedan así al descubierto tal y como son, una ignorante mezcla de alucinados y estafadores a partes iguales.