Desde hace dos semanas en casa de Jenin Polis Hana viven, además de su esposo y dos hijos, unos tíos, y unos primos segundos con sus esposas y los niños. “Menos mal que hace calor y hemos sacado unos colchones al porche, porque si no tendríamos que dormir por turnos”, exclama con tono dramático Polis Hana.
Miles de cristianos han huido de Mosul desde que el Estado Islámico de Irak y del Levante (Eiil) se hizo con el control de la segunda ciudad más poblada de Irak. Muchos de ellos han sido acogidos por familiares en el barrio cristiano de Ainkawa, en Erbil, capital del Kurdistán iraquí. (Lea también: Más de mil muertos en 17 días en Irak, dice la ONU).
Los yihadistas sunies han declarado un “estado islámico” en Mosul y han hecho circular un manifiesto en el que piden a sus acólitos la destrucción de “estatuas, iglesias, tumbas y santuarios de infieles”, según publica la prensa local.
“Los cristianos de Irak siempre hemos sido tratados como minoría y por lo tanto como ciudadanos de segunda clase”, lamenta Polis Hana, que dirige la revista 'Beith Ainkawa', una publicación mensual del Centro Cultural Caldeo. “Desde hace más de 6.000 años esta tierra, cuna de la civilización Mesopotámica, pertenece a los cristianos (caldeos y asirios)”, lamenta la periodista. Por desgracia, la realidad es que los cristianos de Irak siguen siendo parias en su tierra.
El Centro Cultura Caldeo acoge a familias cristianas que han huido de Mosul. “Los cristianos no tenemos milicias, ni armas, somos gente de paz. La situación en Irak es muy peligrosa. El gobierno iraquí es muy débil. Más bien el gobierno de Nuri al Maliki se limita a la zona verde de Bagdad. Mas allá es todo anarquía, un sin gobierno”, denuncia Bani Saraha, un cristiano de Mosul que huyó con su familia a Ainkawa. Ahora comparten habitación con otras familias cristinas en la casa de acogida del centro Caldeo.
“Antes los islamitas te obligaban a darles dinero por protegerte por ser cristiano, ahora directamente te pegan un tiro en la calle”, advierte Saraha.
Hay algunas noticias que apuntan a que “el Eiil ha atacado a cuatro iglesias y un monasterio”, insiste el mismo. “Hemos recibido amenazas y ahora todos los fieles hemos huido de la ciudad. Me pregunto si alguna vez podremos volver allí”, declara con preocupación.
“Los yihadistas han plantado sus banderas negras en las iglesias, pero no han destruido ningún templo”, aclara Mayash otro cristiano de Mosul que llegó a Ainkawa hace cinco días. “No me he ido por los islamistas sino porque el Gobierno de Bagdad ha cortado los suministros de electricidad y agua. No se puede vivir allí”, denuncia este cristiano.
“Nuestra comunidad está en medio de las disputas entre suníes y chiíes. Los cristianos sólo queremos vivir en paz en esta tierra”, insiste Mayash. Sus opiniones reflejan el miedo que siente esta minoría religiosa que está literalmente desapareciendo de Oriente Próximo.
Antes de que Estados Unidos invadiera Irak en 2003, había alrededor de 1, 2 millones de cristianos, ahora no quedan más de 300.000 en todo el país. Después de muchas persecuciones y amenazas de muerte a manos de los grupos radicales musulmanes, miles de familias cristianas escaparon de las ciudades de Basora, Bagdad y Mosul para refugiarse en el Kurdistán iraquí.
En 2003, la comunidad cristiana de Mosul tenía unos 35.000 fieles. En los once años siguientes al comienzo de la guerra, el número cayó trágicamente a alrededor de 3.000, explica a EL TIEMPO el arzobispo caldeo de Erbil, Matran Bashar Mati Warda. Monseñor Warda es el pastor más joven que ha tenido la catedral de San José.
Uno de los episodios más tristes que ha vivido la comunidad cristiana de Irak en los últimos años fue el secuestro y asesinato del arzobispo de la iglesia Católica Caldea de Mosul, Matran Paulos Faraj Rahho, en 2008.
“Los secuestradores devolvieron el cuerpo descabezado de Matran Rahho”, recuerda con dolor monseñor Warda.
Sobre los últimos acontecimientos en Mosul, el arzobispo explica que los enfrentamiento comenzaron el jueves 5 de junio, pero se limitaron inicialmente a ciertas zonas de la parte occidental de la ciudad de Mosul.
"Más de la mitad de los habitantes y toda la comunidad cristiana inmediatamente huyeron a la cercana llanura de Nínive (a 3 kilómetros al norte de Mosul) con la intención de regresar. Pero los yihadistas se hicieron con toda la ciudad y seguramente allí ya no queda ningún cristiano”, lamenta el patriarca caldeo.
La región autónoma del Kurdistán, que consiguió su independencia en 1991 tras la primera guerra del Golfo, podría considerarse el último refugio de los cristianos en Irak, donde de momento son tolerados, aceptados y pueden plantear algunos derechos.
“El gobierno kurdo es nacionalista y aunque en las escuelas cristianas sea oficial estudiar en arameo (la lengua de Cristo), los alumnos que quieren cursar estudios superiores están obligados a estudiar en lengua kurda”, critica Abdulmaseeh, expresentador del programa de televisión “Suroye” (que significa cristiano siriaco) en la cadena Kurdistan TV.
“Esto se ha convertido en un problema ya que muchos de los cristianos que se refugian en Ainkawa provienen otras ciudades de Irak, por lo que sólo hablan árabe y unos pocos el siriaco o arameo”, insiste Abdulmaseeh .
ETHEL BONET
Para EL TIEMPO
ERBIL