El movimiento feminista y la destrucción de la familia
Los propósitos del Padre celestial giran en torno a la felicidad de las familias, y ellas son el núcleo fundamental de la sociedad.
Ante el mundo moderno es de cavernícolas pensar que el rol principal de la mujer está en su casa, sin que esto desconozca la importancia de sus actuaciones en otros ámbitos, y que complementan el bienestar familiar, junto con las tareas que corresponden al esposo y a los hombres en general, ya que las familias son conformadas primordialmente por el papá la mamá y sus hijos, y por ellos se construyen los sueños, y los mejores objetivos que cada quien puede alcanzar.
El proceso globalizador tiene como mayor enemigo a la unidad familiar porque este ha sido el propósito del maligno, destruir la obra de Dios, a la familia para que la sociedad sea manipulada mucho más fácil por los poderosos que están bajo su autoridad o bajo su control.
Lord Bertrand Russell, filósofo eugenista dijo: “Al construir una sociedad narcisista en donde todos están preocupados por sí mismos, la población no se levantará por nada ni nadie; y así el gobierno dominará a cada individuo directamente.”
A partir de la segunda guerra mundial, comenzó la escalada de ataques a la estructura familiar de todo el mundo, mediante revoluciones culturales y tecnológicas que arrasaron con los sustratos culturales genuinos, donde la mujer se desempeñaba básicamente en su hogar; como si otra vez la serpiente dijera “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”, para devastar su verdadero aporte a la familia.
Todo el movimiento feminista fue apuntalado y financiado por los poderosos, con estrategias tan sencillas como la liberación femenina. Los banqueros obtuvieron el doble de recaudación fiscal, puesto que las mujeres se vieron atrapadas por propuestas que le hicieron competir laboralmente; y el cuidado de los hijos quedó a cargo de la televisión que hizo su aparición estelar. Con esto los divorcios se dispararon en progresión geométrica; y también la cantidad de abortos y orfanatos.
Tras décadas de imponer las nuevas propuestas los resultados se ven con millones de mujeres incapacitadas y lisiadas incluso físicamente para ejercer como tales, como esposas, como madres, y como compañeras de vida; puesto que se idealizó en la mujer sólo su aspecto exterior para utilidad publicitaria y económica.
La erradicación de las diferencias sexuales según el orden entregado por Dios, también llevó a la devastación del varón, por el cambio del arquetipo masculino adormeciendo su vigor, su valentía y lealtad, bajo la hipnosis de espectáculos deportivos debidamente programados; y mediante el erotismo y la pornografía, y el apoyo y la propagación de la homosexualidad; también bajo otras herramientas como la industria farmacéutica, la industria alimenticia y la industria del entretenimiento que envanece los ideales.
Pero la familia no ha muerto si permanece entregada a Dios, puesto que Él sabe utilizar las mismas estrategias del maligno para revertir su intención, y así adelantar sus planes sagrados; aún los ateos reconocen que crear una familia unida es probablemente el propósito de la vida, y la clave de la felicidad.