En el tanaj la “palabra”, o el “davar” de Dios suele personificarse como un instrumento que ejecuta su voluntad .
Salmo 33.6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca
107:20 Envió su palabra, y los sanó,
Y los libró de su ruina
Igualmente en 107.20 y 147.15-18
Cuando Juan presenta a Jesús como la Palabra, remite de ipso facto hacia el tanaj a sus lectores judíos, quienes lo creyeran o no, comprendían una referencia de la personificación de la voluntad de Dios, con la cual estableció la creación para sus hijos.
El libro de los Hechos también la utiliza en este mismo sentido
11.14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.
11:15 Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
Por su parte los griegos usaban el logos para describir un intermediario con el cual Dios creó el universo material y establecía un puente de comunicación.
En consecuencia cuando Juan muestra a Jesús como el logos recurre a un concepto que tanto judíos como griegos reconocían claramente, solo que Juan lo trasciende personificando este poder de Dios en el hombre a través de Cristo, como la perfecta revelación manifestada en la carne y quien era la luz de los hombres desde el principio.