El lago de fuego es un encerramiento donde estarán las ‘aguas’, las multitudes hirviendo en su conciencia al saberse separadas eternamente de la gloria celestial; ese será el castigo terrible que recibirán los malvados. Lo que sucede es que muchos se creen “buenos” idealizando una eternidad con los malvados viviendo entre la gente buena, para luego seguir llorando a causa de la supuesta inexistencia de Dios que no termina con la maldad.
Es contradictorio, absurdo, incluso ridículo, desde cualquier punto de vista que por un lado los incrédulos se lamenten porque el mal y la muerte aún azota al mundo, pero cuando se habla sobre el lago de fuego a donde irán los perversos, ahí si los afecta su “calor!” jejejejejejje, y dicen que eso no tiene ninguna misericordia; ¿entonces qué es lo que quieren? Fuego es conciencia viva, sabiduría de lo que ocurre realmente; ese será el tormento que espera a quienes se sabrán apartados para siempre del concierto universal y de la felicidad de las familias en los cielos y en la tierra.
No es cierto que las personas vayan al lago de fuego por orar al dios equivocado; todos serán juzgado por sus actos; Dios no va a condenar a los testigos de Jehová por pensar que Jesús es Miguel; ni condenará a los budistas por su pasividad; ni condenará al último de los mohicanos por defender su tierra; condenará a los que llenaron de tinieblas, de odio, y de maldad a su corazón.
La maldad aún existe no a causa de Dios. Dios desarrolla un plan que muchos quieren negar con las evidencias al alcance de todos, como es el establecimiento de una nación mediante la cual fue manifestado Jesús; el mismo plan que se refleja con la existencia de la cristiandad y que ahora continúa en los últimos días, que fueron profetizados a partir del renacimiento de Israel como nación de nuevo en su tierra. El sentido de este plan es acabar por siempre con la maldad, y restituir todos los daños causados por la transgresión. Si alguien sabe cómo lograr esto de mejor manera, pues que lo diga, a ver si las sugerencias son tan abundantes como sus quejas.