La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que seamos perfecto en unidad (Juan 17:22-23).
La Unidad está basada en la creencia de que todos somos uno con Cristo al igual como él es uno con el Padre, y sostener en esto la existencia de un sólo Dios, y no en tres o dos Dioses, sino en el mismo ayer hoy y siempre. El Padre en el Hijo y Cristo transfigurado en Nosotros. Y estas razones inspiradas por el espíritu de Cristo, tuvo el Apóstol Pablo cuando expresó:
“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. Y es que subió, ¿Qué es, sino que también había descendido a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos apóstolos; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Ef. 4:1-16).”
El entendimiento de la Palabra de Eloei, en el Nuevo Testamento:
Un Dios y Un Señor
Un Padre y Un Hijo
Un Cuerpo y Un Espiritu
(Cuerpo y Espiritu en perfecta Unidad)
YO Y EL PADRE UNO SOMOS (Jn. 10.30)