Hijo de pecado, Gran Tribulación, Gran Ciudad y Abominación Desoladora
Lo concerniente al hijo de pecado, son anuncios proféticos contenidos en el libro de Daniel, en la 2ª Epístola del Apóstol San Pablo a los tesalonicenses y en el Libro de Apocalipsis, donde se observan pronunciamientos y acciones inicuas del Anticristo, durante tiempos, tiempo y la mitad de un tiempo o 42 meses (tres años y medios). Entre estos pronunciamientos y acciones, no sólo hablará ofensas o blasfemias en contra de Dios, del tabernáculo sagrado y de los que moran en el cielo, sino hacer guerra contra los santos y vencerlos; y aún pensará cambiar los tiempos y la ley (Dn. 7:25; y Ap. 13:5-7). Además se le confirió autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación, tanto que cuando se haya erigido como Dios, será adorado por quienes sus nombres no están inscritos en el libro de la vida del Cordero de Dios, el cual fue predestinado a ser inmolado desde el principio del mundo (2 Ts. 2:4; y Ap. 13:8).
Por esa autoridad, la bestia obrará mediante el falso profeta, para que so pena de muerte, obligar a los ciudadanos de las naciones bajo su gobierno imperial, venerarlo como al igual que a su imagen y tener implantados en la mano derecha o en la frente el signo 666, porque de lo contrario no podrán comprar ni vender, (Ap.13:17-18). Se afirma que este signo estará codificado con un sistema financiero digitalizado para suplir al dinero, mediante la tecnología del VeriChip, con toda la información personal y capacidad financiera en dígitos, de la que dispondrá quien lo tenga implantado. Ya con VeriChip, hay un antecedente o precedente implantado debajo la piel, y mide aproximadamente el doble de la longitud de un grano de arroz. Fue el primer implante a humanos aprobado por la Food & Drug Administration de los EE. UU., en 2004. Se trata de un Nano-chip que contiene informaciones relativas a su portador humano, que le han sido grabadas, y que pueden recuperarse por un sistema de identificación por radiofrecuencia (RFID). Se comercializa por la Corporación VeriChip, una subsidiaria de Applied Digital Solutions de Florida. El dispositivo se implanta normalmente por encima de la zona de los triceps de una persona, en su brazo derecho. Una vez escaneado usando la Radio Frecuencia (RFID), el Nano-Chip responde con un número único de 16 dígitos, que puede ser vinculado con información sobre el usuario, y almacenada en una base de datos para verificación de identidad, acceso a los registros médicos y otros usos. El modo de inserción se realiza bajo anestesia local en la consulta de un médico y una vez insertado, es invisible a simple vista (https://lahoradedespertar.wordpress.com/2012/08/24/verichip-2013-y-la-marca-de-la-bestia-666/). Actualmente es usado en salud y en otras aplicaciones.
Desde la Corporación VeriChip, afirman que no habrá problemas de privacidad, porque el uso del chip es voluntario y sólo contendrá la información que quiera el paciente. Además, agregan que el uso no debe quedar reservado al ámbito médico sino también debe incluirse para áreas de seguridad y financieras. La compañía radicada en Delray Beach, ha comenzado su labor de marketing con las grandes empresas para asegurar el uso. Fuentes de la compañía afirman que en Barcelona y Rotterdam, para cuestiones de pago y en un reducido grupo de personas, ya hay episodios piloto de VeriChip.
Si bien actualmente es voluntario tal como lo afirma la Corporación VeriChip, y es cierto que no hay problemas de privacidad, pero en poder de un dictador con poderes supra-territorial, será imperativo y de control absoluto, que en nada estará garantizada la intimidad personal. No obstante, a las personas no les perturbará ser observadas, porque el anticristo inspirará confianza, actuando como supuesto asegurador de ellos y salvador de la recepción económica que afectará a diez (10) regiones estratégicas y económicas del mundo, y en consecuencia a mayor parte de la población mundial.
Así que visto lo anterior y ante la obligación de adorar a la imagen de la bestia y tener implantado el signo 666, es importante la paciencia de los santos y el trabajo constante en el anuncio de la Sagrada Palabra, guardando los mandamientos de Dios y la fe en Jesucristo, al costo de perder la vida si es necesario, tomando en cuenta la bienaventuranza para quienes en adelante mueran en el Señor, pues dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen (Ap. 13:12-13). No obstante para quienes reciban la marca o signo 666 y adoren la imagen de la bestia, no habrá bienaventuranza, sino que por siglos y siglos un tormento con fuego y azufre delante de los ángeles y del Cordero de Dios, sin reposo de día y de noche (Ap. 13:9-11).
La Tribulación y Abominación Desoladora en la Gran Ciudad.
En el inicio del develamiento dado por el Divino Maestro a sus discípulos, en cuanto a los sucesos destructivos de las cosas que vendrían, la señal de su venida y el fin del tiempo, usa la expresión “Entonces os entregarán a tribulación…” (Mt. 24:9). En efecto, después de la muerte de nuestro Señor Jesucristo, comenzó a cumplirse lo dicho por él a sus discípulos, que entre otras cosas serían perseguidos y encarcelados y a muchos les causarían la muerte por su Nombre. Esta tribulación paulatinamente se iría transformando en “Gran Tribulación”, porque es arreciada por los acontecimientos del Anticristo, que causan la ira de Dios (Mt. 24:15-25; Ap.11:18; 15:1; y 16:1).
Tal Tribulación en términos más específicos, son acontecimientos que comenzarían a ocurrir desde antes de la destrucción de Jerusalén y su Templo en el año 70 d.C. Los cuales se hallan plasmados en el Nuevo Testamento (Mateo; Marcos; Lucas; y en Apocalipsis). De modo que en cuanto a lo narrado por estos tres (3) evangelistas, nuestro Divino Maestro “Jesucristo”, fue enfático con sus discípulos al decirles la señal de los tiempos y el fin de la era, dentro de un cúmulo de acontecimientos, que en forma de puntos descriptivos así tenemos:
1) La venida de muchos personajes en su Nombre, haciéndose pasar por él, y que a muchos engañarán (Mt. 24:5; Mc. 13:6)
2) Rumores de guerra, el levantamiento de nación contra nación y de reino contra reino (Mt. 24:6; Mc. 13:7)
3) Como principios de dolores: terremotos en muchos lugares, hambres y alborotos (Mt. 24:7-8; Mc. 13:8)
4) Entregados a tribulación, a muerte y aborrecidos de todas las gentes por causa de su Nombre, pero el que persevere hasta el fin será salvo (Mt. 24:9; Mc. 13:13). El mirar por ellos mismos, ya que por su causa serían entregados a los concilios y a las sinagogas en donde los azotarían, y que aun por su causa llevados antes gobernadores y reyes, para testimonio a ellos (Mc. 13:0). Y de hecho necesariamente tendría que predicarse el evangelio a todas las naciones del mundo (Mt. 24:14; Mc. 13:10); y que algo además de tenerse en cuenta por los discípulos, es que no se preocuparan por lo que habrían de decir cuando los entregaran, y que ni siquiera lo pensaran, sino el hablar lo que le fuera dado en aquella hora, porque no serían ellos los que hablarían sino el Espíritu Santo (Mc. 13:11).
5) El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán (Mc. 13:12).
Aún de ello hay una advertencia para quienes estarían de parte de Dios, y motivo por el cual los tiempos serían acortados, pues Cristo entre otras cosas dijo:
“La abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar, el que lee entienda,… orad pues que vuestra huida no sea en invierno; porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta el tiempo, ni la habrá. Y si el Señor no hubiere acortado aquellos días, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días. Entonces si alguno os digiere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes…” (Mc. 13:14-23; y Mt. 24:15-25).
Desde el versículo 14 al 27 de Marcos 13 y los versículo 15-25 de Meto 24, es entendible que Jesucristo categóricamente habla de la abominación desoladora, que causa una tribulación nunca vista como esa desde el principio de la creación hasta el momento, ni habrá otra con la misma intensidad ni las mismas consecuencias. En su anuncio advierte a todos los que estén de su parte, que la huida no la hagan en invierno; y asimismo aduce que se levantarán falsos cristos y falsos profetas con señales y prodigios para engañar, si fuese posible a los escogidos, y que después de esa tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor y las estrellas caerán del firmamento, y las potencias de los cielos serán conmovidas, y es entonces cuando aparece su señal, en venir sobre las nubes con gran poder y gloria, y manda a sus ángeles, a levantar a sus escogidos de un extremo de la tierra hasta el otro (Mc. 13:24-27; y Mt. 24:29-31).
Tal abominación que ha de ocurrir cuando el Anticristo se revele a la humanidad, es alusiva a un acontecimiento nunca igual a los ya habidos, sino mayor al ocurrido con Antíoco IV Epífanes, cuando además de llevarse muchas cosas, como: “el altar de oro, el candelabro con todas sus lámparas, la mesa de los panes de la ofrenda, los vasos para las libaciones, las copas, los incensarios de oro, el cortinado, las coronas, todo el decorado de oro que recubría la fachada del templo, la plata, el oro, los objetos de valor y todos los tesoros que encontró escondidos”, mató con su gran ejército a muchos del pueblo hebreo, e hizo cesar el sacrificio y la ofrenda en el templo de Dios en Jerusalén. Antíoco IV Epífanes, que ya estaba constituido como rey del Norte, lo hizo sin antes vencer en batalla al ejército del rey del sur, a Ptolomeo VI de Egipto, logrando así someter a todo su dominio territorial y llevarse toda su enorme fortuna. Luego entre el año 143-145 a.C., acaeció que engañó al pueblo hebreo y a cambio de perdonar la vida a los judíos renegados o renunciantes de la santa alianza, (Antiguo pacto), de su parte entraron tropas a profanar el santuario y la fortaleza en Jerusalén, poniendo la abominación desoladora, al matar a muchos judíos y erigir el altar de Zeus sobre el altar de los holocaustos (Dn. 9.27; 11:31; 12:11). Daniel 9:27 es bastante claro, que no solo esta abominación acaecería en Jerusalén, sino que muchedumbres de abominaciones habrían de sobrevenir en el transcurso de los últimos tiempos; y de aquí claramente se infiere, que después de la ocurrencia de todas estas aversiones, vendrá el más terrible y último de todos los desoladores “el anticristo”, a quien se le ha de derramar lo que se le tiene predestinado, y es sin duda alguna la ira de Dios.
Antíoco IV Epífanes es un prototipo del Anticristo, porque a como este hará cuando se revele al mundo, emitió un decreto en todo su reino, que de acuerdo al Capítulo 1 del Libro de Macabeos de la primera Biblia traducida al Griego Koiné a.C., hubo cambio de cultura, prohibición de la ley mosaica, persecución y muerte, según se describe a continuación:
“la formación de todos en un solo pueblo y la renuncia a sus propias costumbres. Todas las naciones se sometieron a la orden del rey 43 y muchos israelitas aceptaron el culto oficial, ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado. 44 Además, el rey envió mensajeros a Jerusalén y a las ciudades de Judá, con la orden escrita de que adoptaran las costumbres extrañas al país: 45los holocaustos, los sacrificios y las libaciones debían suprimirse en el Santuario; los sábados y los días festivos debían ser profanados; 46el Santuario y las cosas santas debían ser mancillados; 47debían erigirse altares, recintos sagrados y templos a los ídolos, sacrificando cerdos y otros animales impuros; 48los niños no debían ser circuncidados y todos debían hacerse abominables a sí mismos con toda clase de impurezas y profanaciones, 49olvidando así la Ley y cambiando todas las prácticas. 50El que no obrara conforme a la orden del rey, debía morir. 51En estos términos escribió a todo su reino. Además nombró inspectores sobre todo el pueblo, y ordenó a las ciudades de Judá que ofrecieran sacrificios en cada una de ellas. 52Mucha gente del pueblo, todos los que abandonaban la Ley, se unieron a ellos y causaron un gran daño al país, 53 obligando a Israel a esconderse en toda clase de refugios. 54 El día quince del mes de Quisleu, en el año ciento cuarenta y cinco, el rey hizo erigir sobre el altar de los holocaustos la Abominación de la desolación. También construyeron altares en todas las ciudades de Judá. 55 En las puertas de las casas y en las plazas se quemaba incienso. 56Se destruían y arrojaban al fuego los libros de la Ley que se encontraban, 57y al que se lo descubría con un libro de la Alianza en su poder, o al que observaba los preceptos de la Ley, se lo condenaba a muerte en virtud del decreto real. 58Valiéndose de su fuerza, se ensañaban continuamente contra los israelitas sorprendidos en contravención en las diversas ciudades. 59El veinticinco de cada mes, se ofrecían sacrificios en el ara que se alzaba sobre el altar de los holocaustos. 60A las mujeres que habían circuncidado a sus hijos se las mataba, conforme al decreto, 61con sus criaturas colgadas al cuello. La misma suerte corrían sus familiares y todos los que habían intervenido en la circuncisión. 62Sin embargo, muchos israelitas se mantuvieron firmes y tuvieron el valor de no comer alimentos impuros; 63 prefirieron la muerte antes que mancharse con esos alimentos y quebrantar la santa alianza, y por eso murieron. 64 Y una gran ira se descargó sobre Israel.
Ello trajo el lamento, huida y rebelión, tanto de Matatías como de sus hijos, quienes al desierto huyeron de Ciudad Santa con otros judíos; y a pesar de que en principio sufrieron la muerte de 1000 personas y el saqueo de muchas cosas, en fin entre 166-160 a.C., se logró la liberación de Jerusalén, bajo Judas Macabeos, que a la muerte de su padre Matatías, había quedado como jefe del ejército (Mcb. 2:29-38; 2:49:69; y Cap. 3-4).
Retomando la abominación desoladora, pero específicamente las muchas abominaciones que habrían de suceder, tal como el Divino Señor lo predijo mediante su ángel al Profeta Daniel, de hecho en el año 70 d.C., ocurrió que cuando el general romano Vespasiano ordenó a su hijo el general Tito para que con sus tropas romanas cercaran y atacaran a ciudad santa, pusieron una abominación desoladora en Jerusalén, porque enarbolando un estandarte romano, mataron a la mayor parte de todos sus habitantes; y aun de profanar el santuario y llevarse los objetos de escritura y de valor (los Rollos de la Ley, el Candelabro de los Siete Brazos (Menorah), la Mano de los Panes de Proposición y el velo del Sancta Sanctorum), lo destruyeron totalmente, no quedando piedra sobre piedra que del no fuera derribada (Mt. 24:1-2; y Mc. 13.1-2). Así ocurrió que en el templo de Dios en Jerusalén, fue quitado el continuo sacrificio y la ofrenda. Jesucristo empero, antes de que esto ocurriera, le dijo a sus discípulos lo que en este caso se debía de hacer, pues en los siguientes términos expresó:
“pero cuando viréis a Jerusalén rodeada de ejército, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que están en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución (de pago), para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Más ¡ay de las que estén en cintas, y de las que críen en aquellos días! Porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan (Lc. 21:5-24; Mt. 24:15-28; y Mc. 13:14-23).”
Cumplido el tiempo de los gentiles, será colmada la paciencia Divina, y se desatará la ira de Dios, y a su memoria viene la mujer que Juan vio vestida de purpura escarlata sentada sobre una bestia escarlata de siete cabezas con 10 cuernos, que es la gran ciudad “Babilonia la grande”, madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra. Ella que adornada con oro, piedras preciosas y con perlas, está ebria con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de IESUE. La cual está sentada sobre siete cabezas o montes “imperios” y en muchas aguas, que son pueblos muchedumbres, naciones y lenguas (Ap. 17:1-15).
La Ramera o mujer sentada sobre la bestia, es la gran ciudad, donde esté gobernando el anticristo. Unos dicen en Italia, otros en Inglaterra y algunos en Jerusalén como prototipo de Sodoma y Egipto, donde el Señor también fue crucificado. Ésta será la metrópolis, desde donde gobernará el hijo de pecado, se establecerán las leyes, se darán las órdenes, y de donde todos dependerán económicamente. En palabras más aclarativas, será el eje central del mundo, con un vasto poderío político, económico, religioso, policial y militar; y contrariamente, es que dentro del tiempo destinado para la actuación de la bestia, habrá en cumplimiento a la palabra de Dios, una sentencia a ejecutarse por los mismos 10 reyes que darán autoridad al anticristo, porque aborrecerán a la gran ciudad, y la dejarán arruinada y desolada, matando a sus habitantes, saqueándola y prendiéndole fuego (Ap. 17:16-18). Pero antes de estos acontecimientos, una voz del cielo dirá a su pueblo: Salid de ella pueblo mío, para no participar de sus pecados, ni recibir parte de sus calamidades (Ap. 18:4).
Por todo ello causante a una sentencia contra la gran ciudad, se produce una abominación desoladora, que se asemeja a las desolaciones habidas en la ciudad de Jerusalén, la cual fue objeto de invasión, destrucción y dominación extranjera, no solo por Antíoco IV, rey del norte (143-145 a.C.) y luego por tropas romanas (70 y 135 d.C.), sino por la unión árabe-musulmán (640 d.C.), los cruzados (1099 d.C.), nuevamente los musulmanes (1291 d.C.), los otomanos (1519 d.C.) y los británicos (1918 d.C.). Cabe acotar que semejante a lo narrado en Dn. 11:31 y a lo registrado en la historia universal, donde respectivamente se nos profetiza y señala el cese del continuo sacrificio y la abominación desoladora, con la erección del altar de Zeus sobre el altar de los holocaustos en el templo de la santa ciudad, es lo vaticinado en Lc. 21:24; Ap. 11:2; y 13:12, pues igualmente se nos mencionan circunstancias de abominación y destrucción con desolación en Jerusalén por parte de los gentiles, hasta que el tiempo de ellos se cumpla, que en lo referente al último desolador, será durante 42 meses o tres años y medio (Dn. 9:27); y lo más probable es que sea allí donde en una plaza estarán los cadáveres de los dos olivos a la vista del público, pero después del tercer día y medio de ser muertos por la bestia que sube del abismo, vuelven a la vida y se produce un terremoto que causa el derrumbe de la décima parte de la gran ciudad y la muerte de siete mil personas (Ap. 11:7,9-13). Es bastante posible que este acontecimiento sea en la ciudad de Jerusalén, que en sentido figurado es Sodoma y Egipto, porque allí el Señor Jesucristo, también fue crucificado (Ap. 11:8).