Daniel 7
9 “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo como fuego ardiente.
10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él. El juez se sentó y los libros fueron abiertos”.
Sin duda el Anciano de días está relacionado con el Juez que ocupa el gran trono blanco de Apocalipsis 20.11…15
11 “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos”.
En ambos casos esta presencia en semejanza a la humana, representa al Altísimo.
El hecho que el apóstol Juan nos indique que aquellos que están ocupando los 24 tronos de la asamblea celestial de Apocalipsis 4 “son ancianos”, muestra que llevan mucho más tiempo existiendo que otros, que son más antiguos, que tienen más edad.
¿Qué tanto más antiguos pueden ser?
Esos 24 ancianos son reyes y sacerdotes según sus vestimentas y las coronas vigentes sobre sus cabezas; en la Biblia Melquisedec es llamado rey y sacerdote, y además se dice de él que no tiene comienzo ni fin de días, sino que permanece desde siempre como representante del Altísimo.
Si mil años de los hombres son como un día para Dios como se dice en el Salmo 90 y en 2Pedro, entonces un año para “Dios” (o quién lo represente) sería de 365000 años de los hombres. Si la vida de los hombres está determinada para 120 años como establece Génesis 6.3, entonces la vida para un ser incontable de ellos (los ancianos) sería de casi 44 millones de años; curiosamente la edad de nuestro planeta y de otros como Marte es de 4400 millones de años, y a su vez la edad del universo antiguo es de 11000 millones de años.
Basado en las anotaciones del maestro Ignacio Gómez Yackovich