UN RECUERDO DE AMOR DE LAS PAGINAS DE - UN CRISTIANO-...
LUCHANDO POR SOBREVIVIR ENCONTRÉ A MI AMOR
Desde niño, tuve que conocer días de angustia y de trabajo. Algunas de aquellas experiencias eran muy duras para un niño. El tiempo pasó y mi madre quedó viuda... y, cuando cumplí los diecisiete años, unos familiares que eran músicos y artistas de teatro que vinieron a vernos me dijeron que me pagarían lo que yo ganaba en la obra donde trabajaba como peón (cincuenta pesetas cada día) si les acompañaba para hacer teatro y tocar el acordeón en las fiestas de los pueblos... Yo, que años atrás, cuando aún vivía mi padre, había estudiado música y aprendido a tocar el acordeón, acepté la oferta de mis familiares, pero con mucho temor..., pues tuve que dejar a mi madre y a mis hermanos (una hermana y dos hermanos más pequeños) expuestos a muchos peligros, y así los deje en Madrid en el camión que teníamos como vivienda en una calle junto a la tapia de una vieja casa deshabitada.
Con mucha pena dejé a mi familia en aquella situación, pero con la esperanza de volver pronto a por ellos para llevarlos conmigo.
UN RECUERDO DE AMOR QUE AÚN SIGUE PRESENTE EN MI ALMA
Cuando salí con mis familiares, actuaba como músico tocando un acordeón, ellos formaban una pequeña orquesta actuando en las fiestas de los pueblos. También hacíamos teatro antes del baile cuando no actuábamos en tiempo de fiestas.
Un día, llegamos a un pueblecito de la Sierra de Ávila (San Juan del Molinillo) y allí preparamos el escenario para hacer unas funciones de teatro; además ofrecíamos baile para todos antes y después de la función... Horas antes del baile, por la tarde, cuando caía el sol, mis primos y yo nos pusimos a entregar unos panfletos por las casas para anunciar el baile y la función de teatro que hacíamos aquella noche. Después de informar a varias personas de aquel acontecimiento, llegamos a una casa junto a la carretera del pueblo. Su patio, que daba a la carretera, estaba adornado de rosales y allí se encontraba una mujer de mediana edad con sus dos hijas; estaban sentadas alrededor de una mesa de hierro pintada de blanco. Uno de mis primos se adelantó a mí y se dirigió a la mujer y a sus hijas, pidiendo permiso para entrar al patio. ¡Allí estaba ella!..., ¡aquella preciosa muchacha!... ¡nunca había visto nada igual!...
Mi primo quería persuadirlas para que asistieran al baile, pero aquella muchacha, esplendorosa como una hermosa virgen, no ponía atención a las palabras de mi primo. Ella y yo, desde que nos encontramos en el patio, nos miramos los dos muy atraídos uno por el otro... Luego ella, interrumpiendo la conversación y dirigiéndose a mí, me preguntó:
--¿Tu también actúas en el teatro?
Aún recuerdo con mucho cariño estas palabras y las guardo en mi corazón. Dios había puesto en aquella muchacha un amor tan grande por mí que había sobrecogido todo mi ser. Fue una vivencia maravillosa, pues yo también me sentí muy atraído por ella. Enseguida, le contesté que sí, que yo también actuaba en el teatro. Y ella contestó: "Entonces iré a la función"... ¡Con aquellas palabras, todo me lo había dicho aquella hermosa joven!, pero yo estaba acortado, no podía imaginar lo que estaba ocurriendo, ni tampoco todo lo que yo sentiría después por ella... ¡En aquellos momentos no supe que responder!... ¡La muchacha no paraba de mirarme y sonreírme!... Yo estaba muy emocionado por lo que sucedía..., y cuanto más me prendaba de su hermosura y más la miraba, ella más acusaba su nerviosismo y su emoción: un amor muy intenso fue naciendo entre los dos mientras hablábamos, pero mi cabeza no estaba despejada de problemas y aquello oscureció grandemente aquel momento.
Su madre nos invitó a que nos sentáramos a tomar algo. Yo, con una alegría muy grande, acepté el ofrecimiento sin esperar el parecer de mi primo. Éste estaba admirado por lo que estaba ocurriendo entre aquella muchacha y yo..., pero tampoco puso reparos en sentarse a la mesa. Pasamos unos minutos allí sentados y conversando con las tres mujeres.
Los preparativos para la fiesta nos reclamaban y tuvimos que dejar pronto aquella familia que tan amablemente nos había acogido. Mi alma estaba llena de amor por aquella muchacha, y me sentía lleno de felicidad por todo lo ocurrido... Hoy debo confesar con mucha tristeza que muchas cosas me hacían pensar que yo tendría tiempo para todo... Tiempo para dar una respuesta mas caritativa a aquella muchacha, expresándole mi amor... Yo no podía imaginar lo mucho que nos perseguiría después Satanás para separarnos, y para hacer imposible nuestro amor.
PARA VER MAS SOBRE ESTE RECUERDO DE AMOR, podeis ver la siguiente página:
UN RECUERDO DE AMOR