REGOSIJO EN EL ESPÍRITU Y El PADRE REVELADO POR EL HIJO
El Hijo que es según la carne, se regocija en el Espíritu:
"En aquella misma hora IESUÉ se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Padre, porque así te agradó. (Lc. 10:21)."
El padre, solo puede ser revelado por el hijo:
“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quien es el hijo sino el Padre; ni quien es el padre, sino el hijo, y aquel a quien el hijo lo quiera revelar (Lc. 10:22).”
El Padre Revelado:
Si me conocieseis, también a mi padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre y nos vasta. IESUÉ “Jesús” le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras (Jn 14:7-11).

